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¿Puede el CrossFit mejorar nuestra tolerancia al dolor?

La tolerancia al dolor no es más que nuestra habilidad para sufrir. Sin embargo, como constructo, entraña un componente tanto físico como psicológico. Suele decirse que la habilidad para tolerar el dolor tiene que ver con la fortaleza mental. De modo que la tolerancia al dolor incluye ese “aspecto afectivo-motivacional del dolor” (Geva y Defrin, 2013).

El objetivo de este artículo es profundizar en el concepto: ¿de dónde viene? ¿Puede mejorarse? ¿Es cierto que la mente se rinde antes que el cuerpo?

Conceptualizando la tolerancia al dolor

Cuando sentimos dolor, nuestro cerebro recibe información sensorial que determina el nivel de dolor; pero la cosa no acaba ahí. Se destinarán recursos atencionales, procesos de evaluación y estrategias de afrontamiento para modular la experiencia; por ello, se considera un “fenómeno psicobiológico complejo” (Bandura et. al, 1987).

En el mundo físico, así es como funciona: cuando hacemos ejercicio, sometemos al organismo a estrés, por lo que la capacidad para seguir rindiendo determinará nuestra habilidad para adaptarnos al estresor, permitiendo mecanismos de compensación. Pero, ¿qué pasa cuando el dolor se intensifica y queremos parar?

Ahí es cuando se pone interesante la cosa porque la apreciación del dolor es un proceso subjetivo en tanto que percibimos y juzgamos el dolor según nuestras diferencias individuales. Nuestro umbral de dolor varía de unos a otros, pero al final nos pilla a todos; unos parecen huir de él mientras que otros corren a su encuentro.

¿Cómo podemos influenciar la habilidad de tolerar dolor?

Dados los componentes físicos y psicológicos que subyacen al constructo, son dos las corrientes de investigación que han buscando la respuesta: una considera los efectos del estrés físico en el cuerpo y su capacidad de adaptación; y el otro, estudia en la relación entre la tolerancia al dolor y otros mecanismos psicológicos.

En cuanto a lo físico, la literatura sugiere que experimentar dolor durante el ejercicio puede incrementar la capacidad de adaptación y rendimiento (en Geva y Defrin, 2013). Además, si consideramos los procesos de habituación, los atletas pueden adaptarse al ejercicio físico intenso si hay una exposición prolongada y repetida.

Tu mente se rendirá mil veces antes de que lo haga tu cuerpo

Los atributos psicológicos pueden empujar ese umbral un poco más lejos. Muchos autores han intentado explicar la relación entre algunas variables psicológicas y la tolerancia al dolor. Bandura et. al (1987) encontró que la percepción de autoeficacia estaba directamente relacionada con la tolerancia al dolor y que, además, podía ser entrenada usando estrategias de control cognitivo.

James y Hardardottir (2002) estudiaron los efectos mediadores del foco atencional y la ansiedad-rasgo en la tolerancia al dolor. Encontraron que individuos con baja ansiedad-rasgo mostraban mejor tolerancia al dolor que individuos con una elevada ansiedad-rasgo. Lo achacaron a que “la ansiedad-rasgo incrementaba la focalización en posibles amenazas del entorno”, por lo tanto se fijaban más en el dolor.

Más recientemente, Geva y Defrin (2013) encontraron evaluaciones más bajas del dolor y una mayor tolerancia al dolor en triatletas y atletas de Ironman. Pero además incluyeron una variable interesante: el miedo al dolor, que demostró ser menor en este tipo de atletas.

¿Qué vino antes: la gallina o el huevo?

tolerancia al dolor
Jason Khalipa al final del Burden Run de los 2013 CrossFit Games. Fuente: CrossFit

Geva y Defrin plantearon una pregunta relevante (2013) en su estudio de la tolerancia al dolor en triatletas: ¿persisten en ese deporte por sus cualidades innatas o es su constante exposición a esfuerzos físicos y emocionales extremos lo que mejora esas cualidades con el tiempo?

Y es una pregunta necesaria porque cuando pienso en el CrossFit podría parecer que los que nos enganchamos, ya veníamos con una tolerancia al dolor elevada de serie; es como si el CrossFit nos escogiera a nosotros. Y encima, como nos exponemos a eventos dolorosos (nuestro querido WOD), hallamos un nuevo límite cada día.

Además, esa habilidad para resistir el sufrimiento parece trascender las paredes del gimnasio e influir también sobre nuestra percepción de eficacia de afrontamiento en general. Es como si, sobrevivir diariamente a entrenos de CrossFit te proporcionara los recursos necesarios para superar cualquier situación.

En cualquier caso y a modo de resumen, la tolerancia al dolor se relaciona con:

  • una ansiedad-rasgo baja
  • un control atencional mejorado
  • una elevada percepción de autoeficacia
  • menos tolerancia al dolor

Sin embargo, puede mejorar con el uso de estrategias de control cognitivo y una exposición prolongada y repetida a ejercicio físico intenso (¿os suena el CrossFit?); así que, no huyas del dolor, corre hacia él.











- Bandura, A., O'Leary, A., Taylor, C. B., Gauthier, J., & Gossard, D. (1987). Perceived self-efficacy and pain control: opioid and nonopioid mechanisms. Journal of personality and social psychology53(3), 563.
- Geva, N., & Defrin, R. (2013). Enhanced pain modulation among triathletes: a possible explanation for their exceptional capabilities. PAIN®154(11), 2317-2323.
- James, J. E., & Hardardottir, D. (2002). Influence of attention focus and trait anxiety on tolerance of acute pain. British journal of health psychology7(2), 149-162.
- O’Leary, T. J., Collett, J., Howells, K., & Morris, M. G. (2017). High but not moderate-intensity endurance training increases pain tolerance: a randomised trial. European journal of applied physiology117(11), 2201-2210.

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