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Cómo vencer a la falta de motivación para el cambio

No hace falta que dedique ningún tiempo a explicar los beneficios de un estilo de vida activo para prevenir enfermedades y mejorar nuestro estado psicológico y físico. Sin embargo, motivar un cambio hacia este estilo de vida (y mantenerlo) es tedioso. Es un camino lleno de obstáculos que ponen a prueba nuestra motivación y autoconfianza.

El objetivo de este artículo es el de profundizar en el proceso de cambio, desde no querer cambiar a decidirse repentinamente a darle un giro a nuestra vida y cómo podemos hacerlo con éxito.

Las Etapas del Cambio

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Figura 1: modelo de las Etapas del Cambio (Prochaska y DiClemente, 1983).

Este modelo empieza en un estado precontemplativo en que la persona no considera el cambio; después, pasa a la contemplación, y evalúa pros y contras de hacer ese cambio; entonces pasa a la preparación, donde se compromete a trazar un plan; desde ahí, pasa a la acción para empezar el cambio; y finalmente, la persona trabaja para un mantenimiento a largo plazo mientras lucha contra oportunidades de recaída (DiClemente y Velasquez, 2002).

Cuando a alguien le cuesta comprometerse con una rutina de ejercicio es porque viven entre la contemplación y la precontemplación (resulta que el modelo es cíclico con razón). Los precontempladores dirán cosas como: «No necesito entrenar, me siento genial así como estoy.»; mientras los contempladores dicen: «Pero me siento tan bien cuando entreno y echo de menos esa sensación.»

Para los propósitos de este artículo, me centraré en dar claves a los contempladores que están considerando cambiar hacia un estilo de vida activo y cómo pueden asegurar un compromiso real. Precontempladores… ya hablaremos en otro artículo.

El punto de partida

Veamos cómo se puede pasar de inapetencia a deseo por el cambio. Mat Fraser comentó que su primera experiencia con el fitness le llegó a los 12 años más o menos. Estaba jugando al fútbol y lanzó la pelota lejos y otro niño le llamó «culogordo» y lo mandó a por la pelota. Se sintió tan mal que decidió cambiar su dieta y empezar a entrenar en su garaje. Comía latas de atún, bolsas de espinaca y hacía flexiones, sit-ups y corría en la cinta.

Para él, el punto de partida fue un comentario de un compañero, pero esto puede precipitarse de mil maneras. Hay gente que decide cambiar a raíz de una condición médica y otros que ven un vídeo de CrossFit en YouTube y deciden cambiar radicalmente su vida en los años siguientes (esa fui yo).

Algo debe apretar el gatillo y llevarte a considerar la posibilidad real de cambio, creando una tensión interna entre lo que eres y lo que te gustaría ser para que te preguntes si lo que estás haciendo ahora realmente es lo que quieres.

Contemplación

Cuando empiezas a considerar el cambio, puedes pensar que ya has hecho la mitad del trabajo. Pero, naturalmente, nunca es tan fácil. Aunque estés activamente buscando información sobre los pros y las contras de cambiar tus hábitos (llegando incluso a convertirte en un experto en la materia), puedes sufrir lo que Prochaska y DiClemente (1998) llamaron «contemplación crónica».

Esto ocurre cuando encuentras que lo positivo y lo negativo asociado al cambio están equilibrados. Para cada ventaja encuentras un inconveniente y no terminas de desigualar la contienda. En este punto conviene acogerse al principio de cantidad y listar absolutamente todas las cosas que te vengan a la cabeza – por «absurdas» que puedan parecer -.

Llegará un momento en que algo sobresaldrá, ya sea ventaja o inconveniente, y te facilitará la toma de decisiones. En mi caso, cuando finalmente me planteé como objetivo llegar algún día a ser Rx en CrossFit, se desequilibró la balanza a favor del cambio. Estaba preparada para pasar de etapa.

Prepararse para el cambio

Cuando ya tienes la fuerza de voluntad, toca desarrollar un plan detallado que te ayude a obtener éxito. Este plan debe ser «aceptable, accesible y efectivo» (DiClemente y Velasquez, 2002). Has de anticipar posibles barreras (situaciones precipitantes, claves del entorno, etc.) y también potenciales fuentes de apoyo.

La razón de ser de este análisis realista de las dificultades que puedes encontrarte por el camino es la de tener preparados planes para cada contingencia. La ambivalencia entre aproximarse o evitar el cambio no termina durante esta etapa, de modo que debemos ser conscientes de que podemos salirnos del camino en cualquier momento.

«No es como que le das a pause y cuando tienes una recaída, le das al play y empiezas donde lo dejaste. Tu adicción está ahí fuera haciendo flexiones. Se está haciendo más fuerte.» – Mat Fraser

Hablando de cómo superó el alcoholismo en una entrevista.
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Mat Fraser en su garaje en Vermont. Fuente: NZ Herald.

Cómo se mantiene el cambio

Antes de nada, dejar claro que el mantenimiento lleva más de 21 días. Incluso tras 6 meses de acción puedes tener una recaída y volver al primer escalón. Entonces, ¿cómo mantenerse en el camino?

La variable que va a determinar el éxito en el proceso de cambio es la autoeficacia. Saberse capaz de completar una tarea te mantiene vivo frente a las dudas, situaciones de riesgo e incluso recaídas. Por eso es importante que tengas un rol activo en todo el proceso para que cada pequeña victoria lo cuentes como consecuencia directa de TUS acciones.

  • La recaída es una posibilidad muy real

¡Sorpresa! No, no estás a salvo. ¿Cuántas veces ha pasado que alguien deja de fumar durante 10 años y, de repente, vuelve a caer? Cuando les preguntas, ni siquiera saben cómo pasó pero se dejan llevar desde ahí y parece que todos esos años limpio fueron en vano… ¿o lo fueron realmente?

Debes entender que aunque tu estés dispuesto a cambiar y preparado para actuar, tu entorno no tiene por qué hacerlo contigo. Quizá tu familia siga abusando de comidas ultraprocesadas o tus amigos sigan presionando para que salgas de fiesta. No vas a cortar hilos con tus amigos y tu familia, así que debes apoyarte en eso que mencioné antes (la autoeficacia, ¿recuerdas?).

  • Pero si acabas cayendo…

Una de dos: o vuelves a la etapa de precontemplación o terminas alcanzando el deseado mantenimiento. La autoeficacia ataca de nuevo. Si la recaída te confirma esas dudas y autodiálogo negativo (¿ves como no podías conseguirlo?), entonces volverás al principito con 0 motivación para volver a empezar.

Sin embargo, si tu autoeficacia está trabajada y entiendes la recaída como un inconveniente temporal, podrás aprender de ello: ¿por qué ha pasado y cómo puedo prevenirlo? Reciclarás tu plan de acción y encontrarás soluciones personalizadas. Cuando empecé a cambiar mi nutrición, primero fue lo de contar macros; después, pasé a una dieta estricta de realfooding; y ahora, me he mantenido con una dieta vegana y ocasionalmente vegetariana, baja en ultraprocesados y no demasiado restrictiva (porque esto solía precipitar abandonos de la dieta).

Si hiciste los deberes cuando te preparabas para el cambio, quizá ya sepas por qué tuviste la recaída. Además (y quizá esto llegue de sorpresa), ¡no todo es una recaída! Sólo porque te saltaste la rutina un día, no significa que tengas que abandonar durante 3 meses. Si tu autoeficacia sigue fuerte, aparecerás al día siguiente listo para dar guerra. El cambio es una batalla diaria que se alimenta de cada pequeña decisión que tomamos en el día; asegúrate de que se quede con algo de hambre.









- DiClemente, C. C., y Velasquez, M. M. (2002). Motivational interviewing and the stages of change. Motivational interviewing: Preparing people for change2, 201-216
- Prochaska, James O., y Carlo C. DiClemente. "Stages and processes of self-change of smoking: toward an integrative model of change." Journal of consulting and clinical psychology 51.3 (1983): 390.
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Cómo mantener un estilo de vida saludable pese al Coronavirus

NB: Lo primero que quiero dejar claro es que toda consecuencia no-orgánica del Coronavirus en nuestra sociedad es una nimiedad. Repito: UNA NIMIEDAD. ¿Desajustará nuestro programa de entrenamiento? Sí. ¿Pondrá patas arriba nuestra dieta? Sí. ¿Tendremos que hacer magia para cumplir con nuestras obligaciones sociales, familiares y laborales? También. Pero es lo que hay.

Este artículo es para aquellos que tenemos la suerte de que nuestros problemas sean los mencionados previamente, y no el estar postrados en una camilla de hospital o trabajar a destajo como profesionales sanitarios.

Dicho esto: ¡al turrón!

Las medidas que se están tomando a nivel internacional para frenar el avance del Covid-19 incluyen, entre otras cosas, el cierre de lugares de ocio y de entrenamiento. Esto viene a decir que ya no podremos acudir a nuestros boxes para hacer CrossFit.

Además, se ha hecho un llamamiento para reforzar el aislamiento domiliciario (#YoMeQuedoEnCasa), así que tampoco podemos ir al parque del barrio a correr, saltar bancos y hacer dominadas en los árboles.

Estas circunstancias indudablemente alteran nuestras rutinas y, en su conjunto, pondrá a prueba dos aspectos consustanciales al ser humano: el sentido común (la cual dejaré a un lado a fin de evitar entrar el aleccionamiento ético) y la capacidad de adaptación (tema que sí me interesa más para los propósitos de este blog).

El ser humano vs. sí mismo

Lo interesante del fenómeno del Coronavirus es que sale el auténtico carácter de uno. Vemos la grandeza del ser humano representada en la inestimable labor de los profesionales sanitarios; y luego tenemos el polo contrario donde habitan los inconscientes, irresponsables y/o egocéntricos. Pero no todos podemos ser laureados héroes y debemos conformarnos con no restar – que no es poco -.

Aunque no lo parezca, podemos dotar de sentido a nuestra pueril existencia entre estas cuatro paredes. Muchos de nosotros, ávidos CrossFiteros, hemos entregado el alma a una metodología de entrenamiento y pudiera parecer que la ausencia del box nos priva de un porqué; ¡nada más lejos de la realidad!

Recordad que el CrossFit es: movimiento funcional constantemente variado y ejecutado a alta intensidad. ¿Que queda más bonito hacerlo con barras olímpicas, anillas y una Bike Erg? Pues claro, pero estas son las cartas que nos han tocado así que, para los que no queréis usar el Coronavirus como excusa, ahí van unos consejos:

Nuestro cuerpo es la máquina

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Fondos: una herramienta indispensable para trabajar nuestro fitness

Es curioso que este sea uno de los grandes paradigmas del CrossFit y, sin embargo, haya tantísima gente que dependa de los implementos. Si el WOD no implica pesas, barras y sofisticadas máquinas de resistencia cardiovascular, no nos gusta. ¡Pues con el Coronavirus no queda de otra (a menos que, como yo, hayas ido haciendo acopio en los últimos años de material para crear un búnker de CrossFit)!

Aquí tienes un sindiós de WODs para hacer si no tenéis material, luego en la web oficial de CrossFit tienes acceso gratuito a su programación; y también encontraréis entrenamientos diarios gratuitos en Training Norte y en el instagram de Noah Ohlsen por si queréis más ideas.

Ahí van tres WODs que pueden hacerse en casa y que son de mis favoritos:

  • Death by burpees: en el primer minuto, 1 burpee; en el segundo, 2 burpees; en el tercero, 3 burpees; … y así hasta que no consigas meter los burpees requeridos en el minuto
  • Marguerita:
    • 50 rondas:
      • 1 burpee
      • 1 pushup
      • 1 jumping jack
      • 1 situp
      • 1 handstand
  • Zachary Tellier:
    • 1ª ronda – 10 burpees
    • 2ª ronda – 10 burpees 25 pushups
    • 3ª ronda – 10 burpees 25 pushups 50 lunges
    • 4ª ronda – 10 burpees 25 pushups 50 lunges 100 situps
    • 5ª ronda – 10 burpees 25 pushups 50 lunges 100 situps 150 air squats

Y, siempre queda la opción de adaptar entrenos clásicos usando como «resistencia» pesas de andar por casa (cartones de leche, garrafas de agua o de aceite) y como complementos gimnásticos las mesas o las sillas para hacer «dips» o fondos. ¡Sed creativos!

Manejo de ansiedad y estrés

Por definición, la ansiedad es el disparo de una serie de mecanismos fisiológicos, cognitivos y comportamentales en respuesta a una situación percibida como amenaza. Las circunstancias que rodean el Coronavirus entran en la categoría de «amenaza» porque lleva aparejada una incertidumbre y una potencial afectación de nuestro organismo; de modo que lo normal es que muchos estemos experimentando sintomatología de ansiedad.

Más aún, esta ansiedad puede coexistir con un proceso de estrés – la evaluación de mis recursos personales como insuficientes para hacer frente a una situación amenazante -. Un cuadro de ansiedad y estrés mantenido en el tiempo puede conllevar consecuencias negativas para nuestro bienestar psicológico y físico.

Por tanto, es clave que desarrollemos ciertas técnicas para un adecuado manejo del estrés y la ansiedad así que ahí van unos tips para ello:

  • Tolerar la incertidumbre – la preocupación que nos ronda la cabeza está justificada en tanto que la amenaza es real; sin embargo, no interesa que sea demasiado intensa e interfiera con otros procesos cognitivos y/o afectivos. Aprende a coexistir con tu incertidumbre y acéptala sin juzgar.
  • Tareas distractoras – cuando esa preocupación alcanza intensidades significativas, podemos optar por reubicar nuestra atención a través de tareas distractoras: reorganiza tu armario, ponte al día con libros, películas o series que tengas pendientes, etc. Recuerda que los recursos atencionales son finitos y si estás ocupado decidiendo qué película poner en Netflix, no podrás preocuparte por otras cosas simultáneamente.
  • Consulta 2-3 fuentes fiables de información – este tip ha sido adoptado de la Dra. Marta Redondo, psicóloga clínica y experta en ansiedad y estrés. Ante el avasallamiento de información sobre el Coronavirus – entre los que suelen destacarse las más amenazantes por aquello del morbo – debemos identificar la que es veraz y más útil. Usa 2 o 3 fuentes fiables para mantenerte al día y ojo con abusar de revisarlas porque puede servir como mecanismo de refuerzo negativo (nos quita ansiedad) y entramos en un círculo vicioso.

Claves para la alimentación

Si estás decidido a mantener tu estilo de vida en la medida de lo posible, el tema de la alimentación es un apartado de gran relevancia. El simple hecho de estar confinado por el Coronavirus con una creciente sensación de aburrimiento es el caldo de cultivo por excelencia del consumo innecesario y desmedido de ultraprocesados.

Esos alimentos hiperpalatables provocarán una explosión de dopamina en nuestro circuito cerebral de recompensa y, por un breve instante, el aburrimiento desaparecerá. Ahora bien, a largo plazo esto causará estragos no solo en nuestro tipín sino también en nuestros hábitos alimenticios.

Debemos tener en cuenta que la situación de aislamiento domiciliario puede prolongarse mucho en el tiempo por lo que debemos mantener vivas las conductas saludables relacionadas con la comida.

  • Practica el batch-cooking: esto que suena tan moderno no es más que cocinar para un regimiento y guardarlo en tuppers. Seamos realistas: tiempo nos sobra, así que no hay excusa. Esto tiene doble beneficio porque, por un lado, permite estructurar nuestra alimentación diaria (lo que impide la improvisación, es decir, el consumo de ultraprocesados disponibles y listos para engullir) y, por otro, sirve como tarea distractora.
  • Evita el aburrimiento: como veis el denominador común aquí es la distracción. En mente ocupada no entran moscas (o algo así). Si estás tirado en el sofá, aburrido, todos sabemos lo que viene después: bolsa de patatas fritas, chuches, helado, etc. Ojo, que si quieres hacerlo en un momento dado, ¡adelante! Pero que no se convierta en una constante en tu rutina.
  • Control estimular: este es otro viejo conocido en este blog (y si no te suena, echa un ojo a este post) y su eficacia es innegable. Si no percibo estímulos relacionados con la conducta a evitar, la probabilidad de que emita dicha conducta se reduce considerablemente. Si ves el bote de Nocilla en la mesa cada vez que entras en la cocina, el deseo crecerá exponencialmente hasta que no quede más que cogerla y ponerte fino. No somos de piedra y por eso somos sencillos, mantenlo fuera de tu visión periférica y agradécemelo más tarde.
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Cómo combatir la obesidad en 10 pasos

Según la OMS (2016), «más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones sufrían de obesidad». Estos datos se complican aún más si tenemos en cuenta que la mitad de esas personas refiere grandes dificultades para seguir su tratamiento (OMS, 2010).

Esa capacidad para introducir cambios comportamentales en la dirección de tratar un problema de salud se denomina «adherencia terapéutica«. En el caso de la obesidad y el sobrepeso, suele incluir la adopción de una dieta, más actividad física y/o el consumo de medicamentos además de acciones dirigidas a cambiar pensamientos, conductas y actitudes relacionadas con su problemática (Casas, Salvador y Viñals, 2008; Marcos, Rodríguez, Pérez y Caballero, 2009; y García-Cedillo et. al, 2017) .

¿Por qué este artículo?

A la lucha contra la epidemia nutricional que asola el primer mundo se ha sumado el CrossFit. Como metodología de entrenamiento, ha demostrado su utilidad para introducir un estilo de vida saludable porque, además, a nivel institucional destinan grandes esfuerzos a divulgar información relevante sobre la salud. Pero, en última instancia, sigue obviando el aspecto psicológico – que resulta clave en la iniciación y mantenimiento de muchos problemas de salud (incluyendo la obesidad).

Por ello, continúo mi cruzada para conceder a la psicología el espacio que merece y más en un tema tan importante como es la obesidad. A partir de la bibliografía que encontrarás al final del artículo, he construido este «decálogo» en el que se incluyen las herramientas personales que no pueden faltar si pretendemos vencer a la obesidad.

Un decálogo para comprometerse al cambio

1 Me apoyaré en otras personas afines a mí

Tener disponible un grupo con quien compartir el desafío tiene ventajas (García-Cedillo, et. al, 2017): puedes identificarte con tus compañeros y con sus experiencias, reconociendo más fácilmente que no estás solo; puedes compartir información de utilidad sobre dónde comprar ciertos alimentos, qué entrenamientos o progresiones llevar a cabo; y, además, crea un entorno empático y de comprensión en el que te sientes más libre para expresar sus sentimientos, los obstáculos con los que te vas topando, etc.; y observar el progreso de los demás te motivará a seguir tu propio camino, mejorando así tus expectativas.

2 Recordaré que es un proceso de larga duración

Qué digo larga… ¡muy larga! Porque no, no bastan 21 días. Ni 3 meses. Ni un año. Desaprender lo aprendido lleva muchísimo tiempo y es un trabajo constante. Precisamente es esa proyección a largo plazo lo que nos asegura la aparición esporádica de obstáculos a lo largo del camino. Tener tus recursos personales a disposición para superarlos es imprescindible.

3 Controlaré los estímulos de mi entorno

El control estimular es una técnica conductual que funciona a las mil maravillas en el contexto de la modificación de hábitos de vida (Villarreal et. al, 2012) y se basa en un principio tan humano como es el «ojos que no ven… corazón que no siente». Renunciar a esas tabletas de chocolate que te llaman cada vez que abres la nevera es muy, muy complicado… ¿no será más fácil si no están?

Pero, ¡ojo! Otro componente habitual en los programas de obesidad también es la exposición a las comidas prohibidas (Guisado y Vaz, 2001) y tiene sentido. Antes o después, nos veremos obligados a coexistir con nuestras comidas favoritas y deberemos ser capaces de renunciar a ellas sin que cunda el pánico.

4 Tomaré decisiones a conciencia

Las decisiones aparentemente irrelevantes son aquellas que un individuo toma «de modo que parezca azaroso» llevándole a exponerse a estímulos relacionados con la conducta que quiere evitar (Keegan, 2012). Por ejemplo: desviarme de mi camino para pasar por delante de la cafetería donde hacen mis croissants favoritos. ¿Casualidad? No lo creo.

Sin embargo, esto no es algo que ocurra de forma plenamente consciente por lo que el trabajo debe realizarse a modo preventivo; es decir, debemos identificar las situaciones de riesgo de antemano para aprender a evitarlas.

5 Aprenderé más sobre mí mismo

He querido evitar el uso de una frase tipo «quererse a uno mismo» por no caer en los tópicos que tanto nos asustan y usar términos operativos como son: el autoestima, la percepción de autoeficacia y el autoconocimiento. Existen acciones a través de las cuales podemos potenciar nuestra autoeficacia percibida y el autoestima:

  • Generar situaciones de éxito y concederme el autorrefuerzo
  • Identificar fortalezas personales
  • Trabajar los defectos

6 Regularé mis emociones

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Travis Williams pasó de un estilo de vida sedentario a competir en los CrossFit Games.

Uno de los factores precipitantes más comunes para los atracones (Polivy y Herman, 1993), las recaídas o los abandonos completos de la dieta o el ejercicio son las situaciones estresantes y el afecto negativo – ira, miedo o tristeza -. Mudanzas, situaciones laborales o económicas desfavorables, rupturas sentimentales, … pueden activar esos pensamientos de tristeza, culpa o indefensión a los que tanto les gusta meterse en todo.

Evitar las situaciones de estrés de por vida no es una opción así que sólo queda trabajar unas estrategias de regulación emocional adecuadas: activación de estrategias de afrontamiento (búsqueda de información, apoyo social, etc.), expresión emocional, y/o reinterpretación de la situación (¿está o no bajo mi control?). Si está en mis manos resolverlo, activo la resolución de problemas y, sino, practico la aceptación.

7 No me juzgaré

En la lucha contra la obesidad habrá días duros en los que dejes de ir a entrenar o abandones la dieta, pero no lo uses como excusa para convertirlo en sentencia. Si en algo tienen razón los gurús de la motivación es que un fracaso puede usarse como una experiencia de aprendizaje, y a esto quiero llamarlo «recaída funcional».

El camino hacia el autoconocimiento se construye a base de pruebas de ensayo-error. Identifica los procesos que se han dado para que te saltes la clase o te comas ese paquete de galletas y analiza cómo puedes evitar que vuelva a suceder. ¡No te castigues! No queremos convertir la experiencia en una recaída no-funcional.

8 Monitorizaré mis resultados

Por suerte, el automonitoreo es una conducta muy celebrada en el universo del CrossFit y es que, sólo algo que se ha medido puede mejorarse. Toma nota de tu historial de peso, tus primeras RM en sentadilla o peso muerto, tu máxima serie de dominadas y compara unos meses más tarde. Eso sí, si volvemos al punto 2, deberemos recordar que este no es un camino lineal sino que más bien está repleto de curvas, desvíos, regresiones…

La razón de ser de un diario de tu progreso es que te fijes en todas las variaciones que han ido surgiendo: encontrarás situaciones de éxito (que mejorarán la autoeficacia percibida), pero también recaídas funcionales y no funcionales. No es una herramienta de control, ¡sino de aprendizaje!

9 Pondré en duda todo lo que creo saber

Si sois lectores habituales de este blog sabréis que siento una especial predilección hacia la reestructuración cognitiva. Pues bien, aquí también su importancia. Debo aprender a detectar pensamientos automáticos negativos y someterlas a juicio, y además debo buscar activamente creencias erróneas relacionadas conmigo, con mi entorno y la ingesta para sustituirlas por ideas más ajustadas (Lafuente, 2012).

10 Tendré claro mi objetivo

Aunque lo haya puesto el último, este es el más importante y yo empezaría por aquí. Es lo que te pondrá en el camino para empezar y lo que te mantenga en él cuando las cosas se pongan difíciles. Es el porqué. Y no sirve que recites de carrerilla todo eso que te han dicho familiares, amigos o médicos, tiene que ser un motivo propio que sea realmente potente.

Tenlo presente cada día porque cuando quieras abandonar necesitarás tirar de él. Asegúrate de que sea lo suficientemente fuerte como para protegerte de cualquier excusa o contratiempo, ¡y cuídalo! Que nadie te diga si está bien o no, que el suyo es mejor o peor; lo que necesitas es que funcione, sólo eso.












- Casas, P., Salvador, J., & Viñals, M. (2008). Tratamiento del sobrepeso y obesidad en la empresa mediante terapia psicológica grupal y control médico y dietético. Archivos de Prevención de riesgos laborales, 11(4), 188-195.
- García-Cedillo, I., Guillén, Y. C., Ramírez, A. M., & Sánchez-Armáss, O. (2017). Promoción de la adherencia terapéutica de mujeres con obesidad mediante psicoeducación. Psychologia. Avances de la disciplina,11(1), 13-23.
- Guisado, J. A., & Vaz, F. J. (2001). Aspectos clínicos del trastorno por atracón" binge eating disorder". Revista de la asociación española de Neuropsiquiatría, (77), 27-32.
- Keegan, E. (2012). Perspectiva cognitivo-conductual del abuso de sustancias. Intersecciones Psicológicas3, 5-8.
- Lafuente, M. D. (2012). Tratamiento cognitivo conductual de la obesidad. Trastornos de la conducta alimentaria, (14), 1490-1504.
- Marcos, L. Rodríguez, L. Pérez, M., & Caballero, M. (2009). Tratamiento de mujeres con sobrepeso y obesidad. Trastornos de la Conducta Alimentaria, 7, 720-732
- Mata, D. Y. C., Sagarduy, J. L. Y., Zárraga, J. L. M. Y., & López, J. A. P. (2015). Adherencia al tratamiento en pacientes hipertensos con sobrepeso u obesidad (Adherence to Treatment in Hipertensive Patients with Overweight or Obesity). International journal of psychology and psychological therapy15(1), 377-386.
- Polivy, J., & Herman, C. P. (1993). Etiology of binge eating: Psychological mechanisms.
- Villarreal, T., Garza, T., Gutiérrez, R., Méndez, R., & Ramírez, J. M. (2012). Intervención psicoeducativa en el tratamiento de la obesidad en un centro de salud de Nuevo León, México. Atención Familiar,19(4), 90-93.