autoconfianza
Cómo afecta la inseguridad en el CrossFit

Se han juntado dos rías en la construcción de este post. En primer lugar, una lectora habitual me instó a escribir algo sobre el abordaje de los miedos e inseguridades de un atleta. Después, leí un story en el Instagram de Anabel Ávila sobre la inseguridad y cómo afectaba a las relaciones personales.

Por ambas circunstancias, me encuentro ahora aquí redactando este post. Como es lógico y habitual en mi estilo de redacción, hay que empezar definiendo la inseguridad. Pero como esto no es psicología barata ni pseudo-coaching, tengo que encontrar un constructo que tenga base científica. Y resulta que la “inseguridad” no es más que la falta de autoconfianza.

¿Cómo definimos la autoconfianza?

Una de las grandes dificultades a la hora de conceptualizar la autoconfianza es que existe mucho solapamiento con respecto a la autoestima o el autoconcepto y aún sigue sin aparecer una definición consensuada para la autoconfianza.

Bandura (1977) definió la autoconfianza a partir de la percepción de autoeficacia. Entendiendo, así, que la autoeficacia – la percepción de nuestra capacidad para ejecutar una serie de acciones que nos lleven al resultado deseado – mide la autoconfianza en relación a tareas específicas (y no como un constructo global).

Vealey (1986), por otro lado, conceptualizó la autoconfianza en relación a la práctica deportiva como “la creencia o el grado de certeza que los individuos poseen acerca de su habilidad para tener éxito en el deporte”. Este modelo me gusta más pues incluye una medida de “rasgo de confianza deportiva” – en términos generales – y otra de “estado de confianza deportiva” – aplicada a situaciones deportivas específicas – (Lenney, 1992)

Un ejemplo: como coach, pedimos a dos de nuestros atletas que realicen un salto a un cajón de 40 cm. Preguntamos a ambos si se ven capacitados para lograr el objetivo.

  • El atleta A, haciendo gala de un estado de confianza deportiva elevado para el salto al cajón, confirma su capacidad para lograrlo. Su autoconfianza le empuja a realizar el salto sin problemas.
  • El atleta B, cuya confianza deportiva en general es buena, no tiene confianza en su capacidad para el salto al cajón (estado de confianza deportiva) porque es un movimiento que no practica desde el parto de su primer hijo. La falta de autoconfianza le paraliza y se acerca al cajón pero sus pies no despegan del suelo.

Como vemos, esta interpretación nos aporta más información. Sabemos que no sólo depende del movimiento en cuestión, sino en la historia pasada de éxitos o fracasos deportivos para entender de dónde viene la falta de autoconfianza.

El estudio de la autoconfianza y su efecto sobre el rendimiento deportivo

autoconfianza

Al ser una de las variables psicológicas que más influencia ejerce sobre el rendimiento deportivo, se ha estudiado en muchas disciplinas deportivas: fútbol (Catalá et.al, 2016; González-Campos et. al, 2017), gimnasia (León-Prados et. al, 2011), balonmano (Ortín-Montero et. al, 2013), triatlón (Sánchez et. al, 2012) entre otros tantos.

La nota dominante, es que mayores niveles de autoconfianza un efecto modulador sobre los estados de ansiedad, facilitando el rendimiento (Sánchez et. al, 2012; Ortín-Montero et. al, 2013; González-Campos et. al, 2017). En acción conjunta con variables como una elevada motivación intrínseca (Catalá et. al, 2016) y optimismo (Ortín-Montero et. al, 2013) augura un estado afectivo previo a la competición más favorable.

¿Cómo trabajar los miedos en el CrossFit?

Nuestros crossfiteros de a pie van a mostrar miedo e inseguridad en innumerables ocasiones. Pero, una vez que entendemos cómo funciona la cabeza, sabemos qué botones tenemos que apretar para afrontar cualquier circunstancia. Nuestro cerebro es un agente muy activo en tanto que procesa la información pasada, presente y futura para moldear el comportamiento. Es importante que le demos los datos que nos interesan.

Hemos visto que la autoconfianza va a depender de historias pasadas de éxito.  Es tan sencillo como que: si lo he hecho una vez, ¿por qué no dos? El cerebro recurrirá a esa huella de memoria para potenciar el autoconfianza. Así que, lógicamente, lo que necesitamos son experiencias de éxito.

Si te dan miedo los movimientos overhead, simplifica el movimiento. Ya sea bajando el peso o cambiando el implemento (en vez de barra olímpica, practicar con dumbbells o incluso pelotas medicinales). Si te da miedo hacer el pino, empieza con flexiones en pica. Así te acostumbras a estar en posición invertida. Gana confianza con pequeños gestos y ¡vas progresando desde ahí!

De hecho, a los miedosos os diré que el gran secreto de este deporte es machacar la técnica. Tenerle miedo o respeto es – hasta cierto punto – conveniente porque, por narices, vais a dedicarle más tiempo a pulir la mecánica de los movimientos y esto asentará patrones mucho más estables.

El miedo no es tu enemigo, está ahí para advertirte de un peligro (real o no) pero tienes la autoconfianza para que le diga: tranquilo, que podemos con esto. Deja de pensar tanto en lo que pierdes por el miedo y piensa en lo que ganas con la autoconfianza.

Bandura, A. (1977).
Self-efficacy: toward a unifying theory of behavioral change. Psychological
review84(2), 191.
Carretero, C.
M., Murcia, J. A. M., Coll, D. G. C., & Gimeno, E. M. C. (2013).
Motivación, dirección de la autoconfianza y flow en judokas de alto
nivel. European Journal of Human Movement, (31), 1-16.
González Campos,
G., Valdivia-Moral, P., Cachón Zagalaz, J., Zurita Ortega, F., & Romero, O.
(2017). Influencia del control del estrés en el rendimiento deportivo: la
autoconfianza, la ansiedad y la concentración en deportistas. RETOS.
Nuevas Tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación, (32).
Lenney, E. (1977). Women's
self-confidence in achievement settings. Psychological
Bulletin, 84(1), 1-13.
León-Prados, J.
A., García, I. F., & Lluch, Á. C. (2011). Ansiedad estado y autoconfianza
precompetitiva en gimnastas.(Precompetitive anxiety state and self-confidence
in gymnasts). RICYDE. Revista Internacional de Ciencias del Deporte.
doi: 10.5232/ricyde7(23), 76-91.
Mesón-DOI, P.
C., Puente, C. P., Furlong, L. V., Arias, N. J., & Serrano, Á. F. (2017).
La motivación como variable influyente en la ansiedad y autoconfianza de los
deportistas. Informació Psicològica, (112), 14-28.
Ortín-Montero,
F. J., De-la-Vega, R., & Gosálvez-Botella, J. (2013). Optimismo,
ansiedad-estado y autoconfianza en jóvenes jugadores de balonmano. Anales de psicología29(3), 637-641.
Sánchez, J. C.
J., Gómez, R. P., Dueñas, K. G. N., & Gómez-Millán, M. R. B. (2012).
Ansiedad y autoconfianza precompetitiva en triatletas. Revista
iberoamericana de psicología del ejercicio y el deporte7(1),
113-124.
tolerancia a la frustración
La tolerancia a la frustración: ese gran desconocido

La tolerancia a la frustración sería nuestra capacidad para aceptar una situación que nos genera malestar sin que ello nos afecte significativamente. Es una de esas cosas que parecen no ejercer un papel demasiado importante. Quizá, a pequeña escala pueda ser cierto; pero en el cómputo global, estamos hablando de algo que va a dirigir nuestro estado afectivo en una dirección o en otra.

¿Por qué? Es simple. Estamos expuestos a infinidad de frustraciones. Desde situaciones de frustración mínima como darse con el pico de la cama en el meñique hasta eventos algo más relevantes como recibir una bronca de tu superior. Todas ellas (cotidianas y relevantes), pueden tener un efecto acumulativo y si no aprendemos a gestionar nuestra reacción emocional, podemos sentirnos abatidos sin saber por qué.

La frustración inherente al CrossFit

Por supuesto, hay un sector reservado para las frustraciones deportivas y más concretamente el CrossFit. Lo venimos hablando desde hace tiempo: el CrossFit es un deporte que te enfrenta a desafíos diariamente. Esto va de la mano con la frustración porque habrá momentos en los que el desafío te supere. No vas a hacer butterfly pull-ups el primer día como si nada. Ni vas a mejorar tu RM en sentadilla, semana tras semana. Seguramente, se te resistan los saltos dobles unos meses. Y no. pasa. nada.

De hecho, la frustración – bien interpretada – es lo mejor que te puede pasar (como persona y como deportista). Cuando se te presente un obstáculo que no puedas superar en tu primer intento, aprenderás a ir en busca de la solución. Eso incrementará tu tolerancia a la frustración.

Hablar mierda del obstáculo y poner excusas (“es demasiado alto”, “el que lo ha puesto aquí me quiere fastidiar”, “es imposible”) es síntoma de una baja tolerancia a la frustración. Si quieres aprender a combatirlo, debes aprender a aceptar la situación presente para ponerte a trabajar cuanto antes para cambiarlo – si se puede –.

Qué hacer cuando la frustración es inevitable

En el CrossFit, lo bueno es que las frustraciones derivadas del período de aprendizaje tienen su fecha de caducidad. Nuestras habilidades van mejorando por lo que vamos incorporando más movimientos a nuestro repertorio. Depende de las ambiciones del atleta, claro (no todos tenemos que aprender a hacer 12 ring muscle-ups seguidos).

Pero, ¿qué ocurre con los que aspiran a más? Esos que quieren llegar a competir con los grandes. Ahí te enfrentas necesariamente a frustraciones mucho más complejas: lesiones, fracasos, ansiedad pre-competitiva, etc. Más importante aún es que sepas tolerar la frustración.

Habrá ocasiones en las que tengas que aceptar un segundo puesto, un error de ejecución que te deja fuera por un punto o una lesión desafortunada. No se puede discutir con la realidad y, una vez aceptes el presente, te quitarás el lastre que te impide avanzar.

A la frustración no le gusta verte triunfar

tolerancia a la frustracion
Rich Froning ganando un evento con subida de cuerda después de su estrepitoso fallo en 2010. Fuente: CrossFit Games.

Aunque haya veces que no podamos evitar frustrarnos, siempre se pueden “forzar” victorias. Hay miles de objetivos esperando a que los persigas y, aunque algunos se queden fuera de tu alcance (por ahora), puedes ir en busca de otros.

El otro día me pasó que no estaba dando mi mejor versión en el WOD. Cuando terminé, se me quedó cara de seta y lo único que quería era irme. Pero no así. Por eso, decidí dedicar 15-20 minutos a hacer saltos máximos en cajón. Sin ningún plan. Sin expectativas. Saltando sin presiones. Conseguí mejorar mi récord personal por 3 cm – cosa inesperada – y mis sensaciones cambiaron. En vez de dejar una huella de memoria negativa, la cambié por la satisfacción de una pequeña mejora. Ya ni me acordaba de lo mal que me había ido en el WOD.

En resumen, la tolerancia a la frustración no es más que la habilidad para aceptar un “no”. La vida se va a negar a darte lo que deseas muchas, muchas veces, porque el mundo no te debe nada. Da igual si te lo mereces o no, es lo que hay. Por ello, te invito a que aprendas a ejercer la aceptación. Practica con situaciones cotidianas pequeñas y así te preparas para golpes más contundentes.

mentalidad
Cómo mejorar tu fortaleza mental

4 consejos para tener una mentalidad ganadora

En mi experiencia con el deporte, he visto esto demasiadas veces. Deportistas que tienen un gran potencial que demuestran continuamente en entrenamientos, amistosos, etc… es decir, contextos de baja presión. Sin embargo, cuando se trata de rendir en competición, su mentalidad les falla y ese potencial sufre las consecuencias.

La gente ha confiado demasiado en modificar metodologías o entrenadores sin haber encontrado ninguna solución. Este artículo es para esa gente. Para enseñaros que lo que tiene que mejorar es la fortaleza mental del deportista.

Y no, no voy a usar las típicas frases motivacionales de las que tanto se abusa hoy en día por los charlatanes del fitness. Más bien, voy a traducir esas frases en acciones sobre las que realmente podréis trabajar y mejorar. Porque, seamos realistas, ¿cómo sé si realmente estoy mostrando una mentalidad ganadora? Aquí te van unos consejos para lo puedas practicar – del mismo modo que lo harías con tu snatch – para dejar de hundirte bajo presión.

1. No dudes

Más concisa no se puede ser con esta frase. Lo que necesitas, antes de nada, es liberar a tu mente de información poco útil. Si has leído alguno de mis post, ya sabes que la capacidad de la atención es muy limitada. Si la sobrecargamos, nuestro rendimiento desciende. Conseguir esa concentración máxima depende únicamente de dónde pongamos el foco atencional. Usa el diálogo interno para dejarle a tu atención que rinda sin presiones. No atiendas al futuro próximo aunque esté a dos minutos. 

¿Qué movimiento toca ahora? ¿A quién tengo enfrente? Eso es lo que debe ocupar tu atención. Los pensamientos automáticos negativos como “¿Y si fallo en la recepción del jerk? ¿Y si me quemo demasiado rápido?” en la vida te van a hacer falta. EN LA VIDA.

2. Confía en ti mismo

Probablemente te sientas idiota diciendo que confías en ti mismo cuando realmente no lo estás haciendo, pero es importante que lo hagas. Puedes entrenar todo lo que quieras. Sacrificarlo todo y esforzarte al máximo en cada sesión. Pero, ¿sabes qué? Hay otros tanto atletas que entrenan más que tú. Hasta el punto en que están quemados física y mentalmente. Esos atletas nunca ganarán los Games.

En la élite, todos los atletas tienen la capacidad física necesaria para ganar los Games. Va a depender, en última instancia, de las diferencias personales, las que vienen dictadas por la mentalidad. Necesitas saber al 100% que eres capaz de superar obstáculos mejor que cualquier otro. Debes saber, en el fondo, que TÚ eres el que prospera bajo presión. Si hay un evento que favorezca tus virtudes, tienes que ir a por la victoria. Tendrás otros tantos eventos para ser conservador. Identifica las situaciones donde puedes brillar y ve a por todas.

El buen rendimiento es una consecuencia de la autoconfianza, y no al revés. Has tenido éxito en situaciones pasadas; utilízalas para darle un repunte a tu autoestima. Te sorprendería ver cómo se dispara la motivación cuando es dirigida hacia una meta poderosa. Esa es la magia de la competición. Estás tan enfocad@ en ganar que se te olvida lo mucho que te está doliendo todo. Utiliza tu propia autoconfianza como motivador.

mentalidad

3. Exponte al fracaso para endurecer tu mentalidad

En competición no (obvio), pero hazlo a menudo en entrenamientos. Debes encontrar las cosas donde eres menos competente y hacerlas con mucha más frecuencia. No sólo porque esto te dará maestría y conocimiento explícito sobre la técnica, sino porque también aprenderás a afrontar el fracaso. Eso es lo realmente difícil. Volver a subirse a la tabla a pillar una ola cuando las últimas 7 veces te ha tragado y escupido sobre la orilla. Hacer 20 ring muscle-ups seguidas es una nimiedad en comparación. 

Mat Fraser aprendió a esprintar con atletas adolescentes. Le dieron pal pelo. Repetidamente. ¿Qué pasó en los Games de 2016? Que masacró a los demás en el evento de sprint. Pero antes de eso, había tenido que afrontar un fracaso doble en 2015, quedando de los últimos en dos eventos de sprint. Se enfrentó a ese fracaso más aún, siendo ampliamente superado por críos de 14 años. Pero eso le sirvió para reforzar su mentalidad aprendiendo a tolerar su frustración.

La gente que se queda en su zona de confort y evita enfrentarse a la frustración de fallar continuamente, nunca serán lo suficientemente buenos. Ni física ni mentalmente. 

4. Encuentra la estrategia de afrontamiento que mejor te funcione

A lo largo de una competición, te las vas a ver con situaciones inesperadas. Es algo consustancial a las competiciones. Dada la naturaleza impredecible de los Games, puedes cagarla en un evento. Pero tienes que reencontrar un estado mental óptimo para enfrentarte al siguiente. Es decir, necesitas ser eficiente en la transición mental de un evento a otro.

Algunos usan el humor. Otros, buscan el apoyo social de familiares y amigos. A lo mejor, necesitas estar sólo para darte un instante de auto-compasión. Sea lo que sea, hazlo y rápido. Porque si intentas meterlo bajo la alfombra a ver si desaparece por arte de magia, te tengo malas noticias… Sin quererlo, estarás incrementando una carga invisible que no te va a permitir sacar lo mejor de ti. El bagaje emocional pesará demasiado. Esos que dicen “No me sentía bien pero no sé por qué”. Eso es un síntoma claro de un afrontamiento ineficaz. Si experimentas cualquier contratiempo, afróntalo cuanto antes para seguir adelante.