tolerancia a la frustración
La tolerancia a la frustración: ese gran desconocido

La tolerancia a la frustración sería nuestra capacidad para aceptar una situación que nos genera malestar sin que ello nos afecte significativamente. Es una de esas cosas que parecen no ejercer un papel demasiado importante. Quizá, a pequeña escala pueda ser cierto; pero en el cómputo global, estamos hablando de algo que va a dirigir nuestro estado afectivo en una dirección o en otra.

¿Por qué? Es simple. Estamos expuestos a infinidad de frustraciones. Desde situaciones de frustración mínima como darse con el pico de la cama en el meñique hasta eventos algo más relevantes como recibir una bronca de tu superior. Todas ellas (cotidianas y relevantes), pueden tener un efecto acumulativo y si no aprendemos a gestionar nuestra reacción emocional, podemos sentirnos abatidos sin saber por qué.

La frustración inherente al CrossFit

Por supuesto, hay un sector reservado para las frustraciones deportivas y más concretamente el CrossFit. Lo venimos hablando desde hace tiempo: el CrossFit es un deporte que te enfrenta a desafíos diariamente. Esto va de la mano con la frustración porque habrá momentos en los que el desafío te supere. No vas a hacer butterfly pull-ups el primer día como si nada. Ni vas a mejorar tu RM en sentadilla, semana tras semana. Seguramente, se te resistan los saltos dobles unos meses. Y no. pasa. nada.

De hecho, la frustración – bien interpretada – es lo mejor que te puede pasar (como persona y como deportista). Cuando se te presente un obstáculo que no puedas superar en tu primer intento, aprenderás a ir en busca de la solución. Eso incrementará tu tolerancia a la frustración.

Hablar mierda del obstáculo y poner excusas (“es demasiado alto”, “el que lo ha puesto aquí me quiere fastidiar”, “es imposible”) es síntoma de una baja tolerancia a la frustración. Si quieres aprender a combatirlo, debes aprender a aceptar la situación presente para ponerte a trabajar cuanto antes para cambiarlo – si se puede –.

Qué hacer cuando la frustración es inevitable

En el CrossFit, lo bueno es que las frustraciones derivadas del período de aprendizaje tienen su fecha de caducidad. Nuestras habilidades van mejorando por lo que vamos incorporando más movimientos a nuestro repertorio. Depende de las ambiciones del atleta, claro (no todos tenemos que aprender a hacer 12 ring muscle-ups seguidos).

Pero, ¿qué ocurre con los que aspiran a más? Esos que quieren llegar a competir con los grandes. Ahí te enfrentas necesariamente a frustraciones mucho más complejas: lesiones, fracasos, ansiedad pre-competitiva, etc. Más importante aún es que sepas tolerar la frustración.

Habrá ocasiones en las que tengas que aceptar un segundo puesto, un error de ejecución que te deja fuera por un punto o una lesión desafortunada. No se puede discutir con la realidad y, una vez aceptes el presente, te quitarás el lastre que te impide avanzar.

A la frustración no le gusta verte triunfar

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Rich Froning ganando un evento con subida de cuerda después de su estrepitoso fallo en 2010. Fuente: CrossFit Games.

Aunque haya veces que no podamos evitar frustrarnos, siempre se pueden “forzar” victorias. Hay miles de objetivos esperando a que los persigas y, aunque algunos se queden fuera de tu alcance (por ahora), puedes ir en busca de otros.

El otro día me pasó que no estaba dando mi mejor versión en el WOD. Cuando terminé, se me quedó cara de seta y lo único que quería era irme. Pero no así. Por eso, decidí dedicar 15-20 minutos a hacer saltos máximos en cajón. Sin ningún plan. Sin expectativas. Saltando sin presiones. Conseguí mejorar mi récord personal por 3 cm – cosa inesperada – y mis sensaciones cambiaron. En vez de dejar una huella de memoria negativa, la cambié por la satisfacción de una pequeña mejora. Ya ni me acordaba de lo mal que me había ido en el WOD.

En resumen, la tolerancia a la frustración no es más que la habilidad para aceptar un “no”. La vida se va a negar a darte lo que deseas muchas, muchas veces, porque el mundo no te debe nada. Da igual si te lo mereces o no, es lo que hay. Por ello, te invito a que aprendas a ejercer la aceptación. Practica con situaciones cotidianas pequeñas y así te preparas para golpes más contundentes.

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Cómo mejorar tu fortaleza mental

4 consejos para tener una mentalidad ganadora

En mi experiencia con el deporte, he visto esto demasiadas veces. Deportistas que tienen un gran potencial que demuestran continuamente en entrenamientos, amistosos, etc… es decir, contextos de baja presión. Sin embargo, cuando se trata de rendir en competición, su mentalidad les falla y ese potencial sufre las consecuencias.

La gente ha confiado demasiado en modificar metodologías o entrenadores sin haber encontrado ninguna solución. Este artículo es para esa gente. Para enseñaros que lo que tiene que mejorar es la fortaleza mental del deportista.

Y no, no voy a usar las típicas frases motivacionales de las que tanto se abusa hoy en día por los charlatanes del fitness. Más bien, voy a traducir esas frases en acciones sobre las que realmente podréis trabajar y mejorar. Porque, seamos realistas, ¿cómo sé si realmente estoy mostrando una mentalidad ganadora? Aquí te van unos consejos para lo puedas practicar – del mismo modo que lo harías con tu snatch – para dejar de hundirte bajo presión.

1. No dudes

Más concisa no se puede ser con esta frase. Lo que necesitas, antes de nada, es liberar a tu mente de información poco útil. Si has leído alguno de mis post, ya sabes que la capacidad de la atención es muy limitada. Si la sobrecargamos, nuestro rendimiento desciende. Conseguir esa concentración máxima depende únicamente de dónde pongamos el foco atencional. Usa el diálogo interno para dejarle a tu atención que rinda sin presiones. No atiendas al futuro próximo aunque esté a dos minutos. 

¿Qué movimiento toca ahora? ¿A quién tengo enfrente? Eso es lo que debe ocupar tu atención. Los pensamientos automáticos negativos como “¿Y si fallo en la recepción del jerk? ¿Y si me quemo demasiado rápido?” en la vida te van a hacer falta. EN LA VIDA.

2. Confía en ti mismo

Probablemente te sientas idiota diciendo que confías en ti mismo cuando realmente no lo estás haciendo, pero es importante que lo hagas. Puedes entrenar todo lo que quieras. Sacrificarlo todo y esforzarte al máximo en cada sesión. Pero, ¿sabes qué? Hay otros tanto atletas que entrenan más que tú. Hasta el punto en que están quemados física y mentalmente. Esos atletas nunca ganarán los Games.

En la élite, todos los atletas tienen la capacidad física necesaria para ganar los Games. Va a depender, en última instancia, de las diferencias personales, las que vienen dictadas por la mentalidad. Necesitas saber al 100% que eres capaz de superar obstáculos mejor que cualquier otro. Debes saber, en el fondo, que TÚ eres el que prospera bajo presión. Si hay un evento que favorezca tus virtudes, tienes que ir a por la victoria. Tendrás otros tantos eventos para ser conservador. Identifica las situaciones donde puedes brillar y ve a por todas.

El buen rendimiento es una consecuencia de la autoconfianza, y no al revés. Has tenido éxito en situaciones pasadas; utilízalas para darle un repunte a tu autoestima. Te sorprendería ver cómo se dispara la motivación cuando es dirigida hacia una meta poderosa. Esa es la magia de la competición. Estás tan enfocad@ en ganar que se te olvida lo mucho que te está doliendo todo. Utiliza tu propia autoconfianza como motivador.

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3. Exponte al fracaso para endurecer tu mentalidad

En competición no (obvio), pero hazlo a menudo en entrenamientos. Debes encontrar las cosas donde eres menos competente y hacerlas con mucha más frecuencia. No sólo porque esto te dará maestría y conocimiento explícito sobre la técnica, sino porque también aprenderás a afrontar el fracaso. Eso es lo realmente difícil. Volver a subirse a la tabla a pillar una ola cuando las últimas 7 veces te ha tragado y escupido sobre la orilla. Hacer 20 ring muscle-ups seguidas es una nimiedad en comparación. 

Mat Fraser aprendió a esprintar con atletas adolescentes. Le dieron pal pelo. Repetidamente. ¿Qué pasó en los Games de 2016? Que masacró a los demás en el evento de sprint. Pero antes de eso, había tenido que afrontar un fracaso doble en 2015, quedando de los últimos en dos eventos de sprint. Se enfrentó a ese fracaso más aún, siendo ampliamente superado por críos de 14 años. Pero eso le sirvió para reforzar su mentalidad aprendiendo a tolerar su frustración.

La gente que se queda en su zona de confort y evita enfrentarse a la frustración de fallar continuamente, nunca serán lo suficientemente buenos. Ni física ni mentalmente. 

4. Encuentra la estrategia de afrontamiento que mejor te funcione

A lo largo de una competición, te las vas a ver con situaciones inesperadas. Es algo consustancial a las competiciones. Dada la naturaleza impredecible de los Games, puedes cagarla en un evento. Pero tienes que reencontrar un estado mental óptimo para enfrentarte al siguiente. Es decir, necesitas ser eficiente en la transición mental de un evento a otro.

Algunos usan el humor. Otros, buscan el apoyo social de familiares y amigos. A lo mejor, necesitas estar sólo para darte un instante de auto-compasión. Sea lo que sea, hazlo y rápido. Porque si intentas meterlo bajo la alfombra a ver si desaparece por arte de magia, te tengo malas noticias… Sin quererlo, estarás incrementando una carga invisible que no te va a permitir sacar lo mejor de ti. El bagaje emocional pesará demasiado. Esos que dicen “No me sentía bien pero no sé por qué”. Eso es un síntoma claro de un afrontamiento ineficaz. Si experimentas cualquier contratiempo, afróntalo cuanto antes para seguir adelante.

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Rendir bajo presión: ¿nadas o te ahogas?
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El rendimiento bajo condiciones de presión es algo que se ha estudiado ampliamente en la Psicología Deportiva. Los mecanismos cognitivos, fisiológicos y comportamentales que subyacen a los bajones de rendimiento son de interés para deportistas de élite. Fruto de esa investigación, surge un conocimiento que nos es útil a todos los que practicamos deporte. En cualquier momento nos puede ocurrir que rindamos por debajo de nuestra expectativa. Es importante que sepamos analizar las causas para impedir su ocurrencia en el futuro.

En este sentido, el impacto psicológico de ese primer desencuentro competitivo puede llegar a romper a un atleta (Sutton y McIlWain, 2015). A Rich Froning le pasó en la final de los CrossFit Games de 2010. Y a Tia Clair-Toomey en la final de los CrossFit Games de 2016. Ambos fallaron en su estrategia para abordar la final y sucumbieron a la presión. 

Tras un período necesario de reagrupamiento mental, volvieron con fuerzas renovadas a la competición. Ambos pasaron a ganar títulos en los Games de forma consecutiva. Froning convirtió las escaladas de cuerda en uno de sus movimientos estelares. Tia pasó de ser consistente entre las 5 primeras, a dominar y masacrar a la competencia en cualquier evento. 

El objetivo de este artículo es sumergirnos en los aspectos psicológicos que explican estos defectos de rendimiento. Será entonces, cuando pasemos a ver cómo controlar el efecto de esos mecanismos para que actúen en nuestro favor.

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Rich Froning en los CrossFit Games de 2010. Fuente: Blog de los CrossFit Games.

¿Por qué nos ahogamos bajo presión?

Antes de entrar en el cómo, necesitamos un por qué. La presión deportiva ejerce una fuerte influencia sobre el rendimiento pero cuáles son las especificaciones. La literatura científica al respecto, apoya dos corrientes teóricas: teorías de auto-focalización y teorías de distracción (Sutton y McIllwain, 2015). 

Teorías de auto-focalización

La premisa de estas teorías es que las situaciones competitivas facilitan la aparición de un exceso de autoconciencia. Esto, conlleva un intento deliberado del deportista por controlar procesos motores que, en condiciones normales, están automatizados. Consecuentemente, aparecen los errores de ejecución. Otros modelos (Baumeister y Showers, 1986) añadieron factores mediadores: contingencias de refuerzo y castigo, complejidad de la tarea, nivel de habilidad, entre otros. Masters (1992) dio un paso más al aseverar que el conocimiento explícito de la habilidad es lo que interfiere con la ejecución. Cuando el atleta percibe que es indispensable lograr un rendimiento excelente, intenta controlar su ejecución usando conocimiento explícito.

La piedra angular de estas teorías es el concepto de la autoconciencia inducida por la presión. En etapas tempranas del aprendizaje de habilidades deportivas, el procesamiento controlado es necesario para monitorizar y perfeccionar. Con el tiempo, la maestría evoluciona hasta el punto en que ya no es necesario ejercer este nivel de procesamiento; se convierte en una habilidad automatizada. La autoconciencia consigue devolverte a esos estadios iniciales. Paradójicamente, el intento consciente por ejecutar una habilidad automática produce un efecto indeseado: el fallo.

Teorías de distracción

“El rendimiento bajo presión genera preocupaciones sobre la situación que compiten en memoria de trabajo con las operaciones de control que gobiernan la ejecución de la tarea, complicando esos procesos y, consecuentemente, el rendimiento.” (Sutton y McIllwain, 2015) Para estas teorías, el aspecto fundamental es la limitación que restringe la actuación de nuestra memoria de trabajo (encargada de almacenar y elaborar información de forma temporal). 

Cuando realizamos cualquier tarea en un contexto deportivo, nuestra memoria operativa está bajo grandes exigencias. Necesita analizar y actualizar información que le llega de la competición a la vez que monitoriza nuestro movimiento. Los recursos de los que dispone son escasos ya para empezar. Si incrementamos la demanda introduciendo pensamientos negativos o preocupaciones, los recursos destinados a permitir el rendimiento bajan aún más, llevando a errores de ejecución.

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El que nada, no se ahoga

Ahora que ya sabemos lo que ocurre cuando nos ahogamos bajo presión, es hora de cambiar el enfoque. ¿Cuáles son las características de un rendimiento clave bajo presión? Todos conocemos alguna situación. El futbolista que mete un penalti decisivo para darle la victoria a su equipo. O ese atleta que, en su último intento, consigue levantar un peso que le da los 100 puntos. Swann et. al (2017) investigaron estos mecanismos para construir un modelo integrado de los estados mentales que se dan durante estas situaciones (he escogido unos pocos pues considero que se solapan muchos constructos de los que exponen)

Confía en tu entrenamiento

Estoy segura de que lo has oído antes, pero la ciencia apoya esta afirmación. Tanto procesos automáticos como controlados son requeridos para un rendimiento óptimo. Necesitas saber cuándo poner tu memoria operativa al límite y cuándo no.

Como sabemos, habilidades deportivas que acaparen muchos recursos de tu memoria de trabajo, incrementan las posibilidades de fracasar. Pero habrá situaciones que dependan de tu capacidad cognitiva para adaptarte a un evento incierto. Uno como “Chaos” (CrossFit Games 2018) requiere de todo lo que tu memoria operativa pueda ofrecer. No sabes ni las repeticiones ni los movimientos así que necesitas ir actualizando tu estrategia de forma continua si quieres esos 100 puntos. Eso significa que tu memoria operativa va a tener que trabajar a destajo para energizar procesos de ejecución, solución de problemas y toma de decisiones. Es un riesgo calculado que habrá que asumir en algunas circunstancias.

Por el contrario, habilidades motoras automatizadas sólo se verán perjudicadas cuando la autoconciencia inducida por presión haga acto de presencia. Un ejemplo de esto puede ser un evento de repetición máxima. Tú ya sabes cuánto puedes levantar. Lo has practicado millones de veces en una variedad de escenarios. Claro que tienes que jugar un poco con la estrategia pero cuando se trate de levantar, no puedes dar pie a la duda. Tu cerebro sabe muy bien cómo ejecutar el movimiento. Déjale hacer lo que tiene que hacer.

Mantente optimista y evita el pensamiento negativo

Del dicho al hecho… lo sé. Pero sigue siendo importante que lo tengas en mente. El diálogo interno, como vimos en otro post, guía nuestro procesamiento emocional e interactúa con nuestro rendimiento. Si lo mantenemos libre de negatividad, duda y baja confianza, nuestra tasa de éxito incrementará de forma significativa.

Percibe el control en tu ejecución 

Otro aspecto comúnmente asociado a atletas que rinden bien bajo presión es una elevada percepción de control. Una ejecución exitosa depende de ellos mismos y nivel de concentración. Sin distracciones. Intenta apuntar tu locus de control hacia dentro en entrenamientos. Reducirás la incertidumbre cuando llegue la hora de competir. Si sabes lo que vales, tu rendimiento cumplirá con tu expectativa.

Christensen, W., Sutton, J., & McIlwain, D. (2015). Putting pressure on theories of choking: Towards an expanded perspective on breakdown in skilled performance. Phenomenology and the Cognitive Sciences, 14(2), 253-293.
Swann, C., Crust, L., Jackman, P., Vella, S. A., Allen, M. S., & Keegan, R. (2017). Psychological states underlying excellent performance in sport: Toward an integrated model of flow and clutch states. Journal of Applied Sport Psychology, 29(4), 375-401.