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Cómo combatir la obesidad en 10 pasos

Según la OMS (2016), «más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones sufrían de obesidad». Estos datos se complican aún más si tenemos en cuenta que la mitad de esas personas refiere grandes dificultades para seguir su tratamiento (OMS, 2010).

Esa capacidad para introducir cambios comportamentales en la dirección de tratar un problema de salud se denomina «adherencia terapéutica«. En el caso de la obesidad y el sobrepeso, suele incluir la adopción de una dieta, más actividad física y/o el consumo de medicamentos además de acciones dirigidas a cambiar pensamientos, conductas y actitudes relacionadas con su problemática (Casas, Salvador y Viñals, 2008; Marcos, Rodríguez, Pérez y Caballero, 2009; y García-Cedillo et. al, 2017) .

¿Por qué este artículo?

A la lucha contra la epidemia nutricional que asola el primer mundo se ha sumado el CrossFit. Como metodología de entrenamiento, ha demostrado su utilidad para introducir un estilo de vida saludable porque, además, a nivel institucional destinan grandes esfuerzos a divulgar información relevante sobre la salud. Pero, en última instancia, sigue obviando el aspecto psicológico – que resulta clave en la iniciación y mantenimiento de muchos problemas de salud (incluyendo la obesidad).

Por ello, continúo mi cruzada para conceder a la psicología el espacio que merece y más en un tema tan importante como es la obesidad. A partir de la bibliografía que encontrarás al final del artículo, he construido este «decálogo» en el que se incluyen las herramientas personales que no pueden faltar si pretendemos vencer a la obesidad.

Un decálogo para comprometerse al cambio

1 Me apoyaré en otras personas afines a mí

Tener disponible un grupo con quien compartir el desafío tiene ventajas (García-Cedillo, et. al, 2017): puedes identificarte con tus compañeros y con sus experiencias, reconociendo más fácilmente que no estás solo; puedes compartir información de utilidad sobre dónde comprar ciertos alimentos, qué entrenamientos o progresiones llevar a cabo; y, además, crea un entorno empático y de comprensión en el que te sientes más libre para expresar sus sentimientos, los obstáculos con los que te vas topando, etc.; y observar el progreso de los demás te motivará a seguir tu propio camino, mejorando así tus expectativas.

2 Recordaré que es un proceso de larga duración

Qué digo larga… ¡muy larga! Porque no, no bastan 21 días. Ni 3 meses. Ni un año. Desaprender lo aprendido lleva muchísimo tiempo y es un trabajo constante. Precisamente es esa proyección a largo plazo lo que nos asegura la aparición esporádica de obstáculos a lo largo del camino. Tener tus recursos personales a disposición para superarlos es imprescindible.

3 Controlaré los estímulos de mi entorno

El control estimular es una técnica conductual que funciona a las mil maravillas en el contexto de la modificación de hábitos de vida (Villarreal et. al, 2012) y se basa en un principio tan humano como es el «ojos que no ven… corazón que no siente». Renunciar a esas tabletas de chocolate que te llaman cada vez que abres la nevera es muy, muy complicado… ¿no será más fácil si no están?

Pero, ¡ojo! Otro componente habitual en los programas de obesidad también es la exposición a las comidas prohibidas (Guisado y Vaz, 2001) y tiene sentido. Antes o después, nos veremos obligados a coexistir con nuestras comidas favoritas y deberemos ser capaces de renunciar a ellas sin que cunda el pánico.

4 Tomaré decisiones a conciencia

Las decisiones aparentemente irrelevantes son aquellas que un individuo toma «de modo que parezca azaroso» llevándole a exponerse a estímulos relacionados con la conducta que quiere evitar (Keegan, 2012). Por ejemplo: desviarme de mi camino para pasar por delante de la cafetería donde hacen mis croissants favoritos. ¿Casualidad? No lo creo.

Sin embargo, esto no es algo que ocurra de forma plenamente consciente por lo que el trabajo debe realizarse a modo preventivo; es decir, debemos identificar las situaciones de riesgo de antemano para aprender a evitarlas.

5 Aprenderé más sobre mí mismo

He querido evitar el uso de una frase tipo «quererse a uno mismo» por no caer en los tópicos que tanto nos asustan y usar términos operativos como son: el autoestima, la percepción de autoeficacia y el autoconocimiento. Existen acciones a través de las cuales podemos potenciar nuestra autoeficacia percibida y el autoestima:

  • Generar situaciones de éxito y concederme el autorrefuerzo
  • Identificar fortalezas personales
  • Trabajar los defectos

6 Regularé mis emociones

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Travis Williams pasó de un estilo de vida sedentario a competir en los CrossFit Games.

Uno de los factores precipitantes más comunes para los atracones (Polivy y Herman, 1993), las recaídas o los abandonos completos de la dieta o el ejercicio son las situaciones estresantes y el afecto negativo – ira, miedo o tristeza -. Mudanzas, situaciones laborales o económicas desfavorables, rupturas sentimentales, … pueden activar esos pensamientos de tristeza, culpa o indefensión a los que tanto les gusta meterse en todo.

Evitar las situaciones de estrés de por vida no es una opción así que sólo queda trabajar unas estrategias de regulación emocional adecuadas: activación de estrategias de afrontamiento (búsqueda de información, apoyo social, etc.), expresión emocional, y/o reinterpretación de la situación (¿está o no bajo mi control?). Si está en mis manos resolverlo, activo la resolución de problemas y, sino, practico la aceptación.

7 No me juzgaré

En la lucha contra la obesidad habrá días duros en los que dejes de ir a entrenar o abandones la dieta, pero no lo uses como excusa para convertirlo en sentencia. Si en algo tienen razón los gurús de la motivación es que un fracaso puede usarse como una experiencia de aprendizaje, y a esto quiero llamarlo «recaída funcional».

El camino hacia el autoconocimiento se construye a base de pruebas de ensayo-error. Identifica los procesos que se han dado para que te saltes la clase o te comas ese paquete de galletas y analiza cómo puedes evitar que vuelva a suceder. ¡No te castigues! No queremos convertir la experiencia en una recaída no-funcional.

8 Monitorizaré mis resultados

Por suerte, el automonitoreo es una conducta muy celebrada en el universo del CrossFit y es que, sólo algo que se ha medido puede mejorarse. Toma nota de tu historial de peso, tus primeras RM en sentadilla o peso muerto, tu máxima serie de dominadas y compara unos meses más tarde. Eso sí, si volvemos al punto 2, deberemos recordar que este no es un camino lineal sino que más bien está repleto de curvas, desvíos, regresiones…

La razón de ser de un diario de tu progreso es que te fijes en todas las variaciones que han ido surgiendo: encontrarás situaciones de éxito (que mejorarán la autoeficacia percibida), pero también recaídas funcionales y no funcionales. No es una herramienta de control, ¡sino de aprendizaje!

9 Pondré en duda todo lo que creo saber

Si sois lectores habituales de este blog sabréis que siento una especial predilección hacia la reestructuración cognitiva. Pues bien, aquí también su importancia. Debo aprender a detectar pensamientos automáticos negativos y someterlas a juicio, y además debo buscar activamente creencias erróneas relacionadas conmigo, con mi entorno y la ingesta para sustituirlas por ideas más ajustadas (Lafuente, 2012).

10 Tendré claro mi objetivo

Aunque lo haya puesto el último, este es el más importante y yo empezaría por aquí. Es lo que te pondrá en el camino para empezar y lo que te mantenga en él cuando las cosas se pongan difíciles. Es el porqué. Y no sirve que recites de carrerilla todo eso que te han dicho familiares, amigos o médicos, tiene que ser un motivo propio que sea realmente potente.

Tenlo presente cada día porque cuando quieras abandonar necesitarás tirar de él. Asegúrate de que sea lo suficientemente fuerte como para protegerte de cualquier excusa o contratiempo, ¡y cuídalo! Que nadie te diga si está bien o no, que el suyo es mejor o peor; lo que necesitas es que funcione, sólo eso.












- Casas, P., Salvador, J., & Viñals, M. (2008). Tratamiento del sobrepeso y obesidad en la empresa mediante terapia psicológica grupal y control médico y dietético. Archivos de Prevención de riesgos laborales, 11(4), 188-195.
- García-Cedillo, I., Guillén, Y. C., Ramírez, A. M., & Sánchez-Armáss, O. (2017). Promoción de la adherencia terapéutica de mujeres con obesidad mediante psicoeducación. Psychologia. Avances de la disciplina,11(1), 13-23.
- Guisado, J. A., & Vaz, F. J. (2001). Aspectos clínicos del trastorno por atracón" binge eating disorder". Revista de la asociación española de Neuropsiquiatría, (77), 27-32.
- Keegan, E. (2012). Perspectiva cognitivo-conductual del abuso de sustancias. Intersecciones Psicológicas3, 5-8.
- Lafuente, M. D. (2012). Tratamiento cognitivo conductual de la obesidad. Trastornos de la conducta alimentaria, (14), 1490-1504.
- Marcos, L. Rodríguez, L. Pérez, M., & Caballero, M. (2009). Tratamiento de mujeres con sobrepeso y obesidad. Trastornos de la Conducta Alimentaria, 7, 720-732
- Mata, D. Y. C., Sagarduy, J. L. Y., Zárraga, J. L. M. Y., & López, J. A. P. (2015). Adherencia al tratamiento en pacientes hipertensos con sobrepeso u obesidad (Adherence to Treatment in Hipertensive Patients with Overweight or Obesity). International journal of psychology and psychological therapy15(1), 377-386.
- Polivy, J., & Herman, C. P. (1993). Etiology of binge eating: Psychological mechanisms.
- Villarreal, T., Garza, T., Gutiérrez, R., Méndez, R., & Ramírez, J. M. (2012). Intervención psicoeducativa en el tratamiento de la obesidad en un centro de salud de Nuevo León, México. Atención Familiar,19(4), 90-93. 
overtraining
Overtraining: what is it and how do I fix it?

Overtraining is an issue that’s been increasingly peaking my interest the more involved I get with sport psychology applied to CrossFit. The sport has experienced an exponential growth in the past years; now everyone wants a piece of the CrossFit Games’ cake.

Economic compensation is at an all-time high and the scenario for the sport is as international as it could be. All this makes for a very attractive goal: making it to the Games. Thing is, as more and more individuals strive for making it to Madison, athletes need to assume bigger sacrifices (in training and in life). This got me thinking: has the prevalence of overtraining also increased in CrossFit?

What is overtraining?

First, we need to conceptualize overtraining because it’s often mistaken with a usual practice in sports: functional overtraining. Progressive increase in the intensity and amount of work in training sessions leads to supercompensation, which ultimately increases performance levels. This is the goal at certain stages during the competitive season.

Non-functional overtraining, however, is a syndrome that appears when the intensity, duration and frequency of training sessions surpass the ability of the athlete to adapt. The overt consequence is a considerable decrease in athletic performance.

But that’s just the tip of the iceberg… the overtraining process begins way before that and in a very sneaky way since the symptomatology is quite diverse. The athlete suddenly seems more irritable, feels less motivated towards training, isn’t well rested and is more fatigued with submaximal efforts.

«If I train more than ever, why am I unable to perform?”

This is the initial point of a cycle that can have negative consequences (both physical and psychological) for the athlete if it isn’t managed in due time. In the most extreme cases, the athlete can end up abandoning the sport and retiring. That’s why our efforts must focus on preventing overtraining syndrome in high-level CrossFit athletes.

How to identify a case of overtraining

To learn how to identify an overtraining process we need to look at the first definition provided by McKenzie (1923) who described it as a “poisoning of the nervous system”. Since then, and thanks to a great number of studies (Hanne-Paparo, 1984; Pancorbo, 2003; Subiela & Subiela, 2011), we’re looking at this group of symptoms:

  • Disturbances in the nervous system: restless sleep, loss of appetite, decrease in energy levels, attentional capacity and coordination, gastrointestinal disorders, changes in menstrual cycle, decreased testosterone levels, increased cortisol levels, elevation in resting heart rate and higher blood pressure.
  • Disturbances in physical condition: decrease in VO2max, higher vulnerability for injuries affecting musculoskeletal system due to deterioration of the healing processes (repairing and regenerating muscle tissue).
  • Psychological disturbances: decrease in self-esteem and self-confidence, emotional imbalance, boredom, unusual irritability or apathy

Overtraining encompasses a great variety of symptoms that, even if we’re able to correctly identify, can still be explained by other causes. Very few manage to diagnose an early stage of overtraining syndrome.

What seems to set the alarms is the physical consequences, which is obvious considering we’re moving in the context of sport performance; but it’s the psychological consequences that can confirm the presence of an overtraining syndrome. Evaluation of these consequences usually involves three areas (Suay, Ricarte and Salvador, 1998):

  • Subjective aspects: athletes who are overtrained tend to perceive their efforts as something harder to endure even at intensity levels that are lower than they’re used to.
  • Emotional consequences: sadness, recurring thoughts of helplessness, guilt, etc. related to their performance in training and competition.
  • Behavioral consequences: apathy or even aversion towards training, which can lead to absence from training sessions and competitive events.

How to prevent overtraining in athletes

If we focus only on the physical aspect, a well-dosed training program that allows the athlete to fully recover would suffice. But we’re looking for a more permanent solution to the problem…and for that we need to work on the mind.

Improve stress management

Several authors compare overtraining syndrome with Selye’s General Adaptation Syndrome (Viru, 1984; Selye, 1957), which leads to believe there’s an intricate relationship between overtraining and chronic stress. That’s why we must provide the athlete with proper stress management tools.

High-performance athletes face a large list of stressors. Inadequate coping strategies and impaired emotional management will only make it worse. Training these psychological skills play a pivotal role in prevention of overtraining.

Program stimulating training sessions

In the long run, monotony in training can become a stressor for the athlete (Márquez, 2006), which is why the athlete needs a diverse and stimulating program. This doesn’t mean we should eliminate boring monostructural conditioning sessions altogether and do cool metcons forever; it’s a matter of having the athlete face new stimuli each day to allow them to explore their potential and relieve some pressure.

Many athletes adore the “unknown and unknowable” aspect in CrossFit because when faced with something new, they don’t know what to expect and, in the absence of self-generated expectations, they really shine. May they never lose the opportunity to surprise themselves.

Correct irrational beliefs

Although I left it for last, this is the priority. High-level athletes usually come with a great deal of sport-related irrational beliefs: “rest day? How do you train that muscle”, “more is better”, “if I stop, I’ll be left behind”. At the core, all these beliefs share a common thread: fear.

Fear to fall behind, fear that we won’t peak in time for competition, fear of letting down our friends and family… If we don’t work on that fear, no matter how stimulating and well-dosed our training program, we’ll end up with the same result.

We need to know where this fear comes from and have the athlete look it in the eye. Athletes will generate these thoughts sooner or later and they must be ready to beat them to the dirt as soon as they show up. Deliberately choosing our thought content is the most efficient prevention method.

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Sara Sigmundsdottir at the CrossFit Filthy 150 sanctional. Source: CrossFit Filthy 150

“I can’t do well if I’m not enjoying what I’m doing”

Sara Sigmundsdottir

At the 2016 CrossFit Games Sara Sigmundsdottir showed an uncharacteristic apathy that caught us all by surprise (and she still managed to pull-off a third-place finish overall). She said it herself: “what I think I did wrong last year [CrossFit Games 2016] was stop enjoying myself”.

If you want to progress in CrossFit (or in any sport for that matter) and you’re ready to make the necessary sacrifices to do so, don’t forget to enjoy the process! The joy of qualifying for a sanctional or winning a competition comes and goes in the blink of an eye; what’ll stay forever is the long, grueling training sessions you had during the entire year. If you don’t enjoy those days, you won’t last too long.  

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El sobreentrenamiento: qué es y cómo lo mato

El sobreentrenamiento es un tema que me ha ido generando más y más interés según he ido entrando en materia con la psicología deportiva aplicada al CrossFit. La evolución de este deporte ha experimentado un crecimiento exponencial, y es que ir a los CrossFit Games nunca ha resultado tan atractivo.

La compensación económica es elevada y el CrossFit de alto rendimiento se ha vuelto un escenario más internacional. Todo ello contribuye a que cada vez más gente quiera participar, y cuánto mayor sea la piscina de candidatos, más sobrecarga asume el deportista para conseguir su billete a Madison. Sería lógico pensar que el fenómeno del sobreentrenamiento también haya ido a más.

¿Qué es el sobreentrenamiento?

Lo primero y más importante es conceptualizar el sobreentrenamiento. Este concepto puede confundirse con el sobreentrenamiento funcional, es decir, la aplicación de cargas cada vez mayores para conseguir una supercompensación que, en última instancia, incremente el rendimiento deportivo. Esto es algo que en momentos puntuales de la temporada nos interesa.

El sobreentrenamiento no funcional – el que nos atañe – es un síndrome que aparece cuando la intensidad, duración y frecuencia de las sesiones de entrenamiento sobrepasan la capacidad de adaptación del atleta y la consecuencia observable es una disminución considerable del rendimiento deportivo.

Pero eso sólo sería la punta del iceberg… el proceso de sobreentrenamiento comienza mucho antes y de forma casi imperceptible ya que su sintomatología es muy diversa y difusa. El atleta de repente se muestra más irritable, siente menos motivación hacia el entrenamiento, duerme peor y se siente más fatigado ante esfuerzos que antes no suponían tanto gasto energético.

«Si entreno más que nunca, ¿por qué rindo cada vez peor? «

Esto marca el comienzo de un ciclo que, si no se corta lo antes posible, puede tener consecuencias muy negativas ya no tanto físicas sino psicológicas. En los casos más extremos, el atleta puede llegar incluso a abandonar la práctica deportiva. Por ello, el sobreentrenamiento en atletas de alto rendimiento es algo que debería prevenirse de forma adecuada.

¿Cómo identificar un caso de sobreentrenamiento?

Para aprender a identificar un proceso de sobreentrenamiento vamos a fijarnos en la primera definición aportada por McKenzie (1923) quien lo conceptualizó como un «envenenamiento del sistema nervioso». Desde entonces y, gracias a un gran número de estudios desarrollados (Hanne-Paparo, 1984; Pancorbo, 2003; Subiela y Subiela, 2011), podemos distinguir entre:

  • Alteraciones del sistema nervioso: sueño desasosegado, pérdida del apetito, disminución de niveles de energía, capacidad atencional y coordinación, desórdenes gastrointestinales, cambios en el ciclo menstrual, descenso de testosterona, aumento del cortisol, incremento de frecuencia cardíaca y de tensión arterial.
  • Alteraciones en la condición física: disminución del VO2máx, mayor número de lesiones en sistema musculoesquelético por deterioro de procesos de reparación, cicatrización y regeneración de tejidos
  • Alteraciones psicológicas: disminución de la autoconfianza, descenso de autoestima, inestabilidad emocional, aburrimiento, irritabilidad o apatía no habituales

Como vemos, se trata de una gran variedad de síntomas que, aunque se identifiquen correctamente, pueden atribuirse a causas muy diversas. Muy pocos aciertan a achacarlo a un inicio de sobreentrenamiento. Para hacerlo aún más difícil, esta sintomatología difiere de un atleta a otro.

Naturalmente, la alarma aparece cuando se hacen más evidentes los síntomas físicos (dado que nos movemos en el contexto del alto rendimiento deportivo); pero son los aspectos psicológicos los que pueden terminar de confirmar la presencia de un síndrome de sobreentrenamiento. La evaluación psicológica suele centrarse en tres áreas (Suay, Ricarte y Salvador, 1998):

  • Aspectos subjetivos: los atletas que sufren de sobreentrenamiento tienden a percibir sus esfuerzos físicos como más difíciles de soportar incluso a niveles de intensidad menores de los habituales (teniendo en cuenta su estado de forma).
  • Consecuencias emocionales: sentimientos de tristeza, pensamientos recurrentes de indefensión, culpa, etc. relacionados con su rendimiento en entrenamientos y en competición.
  • Consecuencias comportamentales: desinterés o, incluso, aversión hacia el entrenamiento, llegando en los peores casos a evitar las sesiones y las competiciones.

Cómo prevenir su aparición

Si nos ceñimos a lo puramente físico, bastaría con programar debidamente las sesiones de entrenamiento así como las de recuperación para permitir que se produzca la adaptación del organismo. Pero queremos proponer una solución permanente al problema… y para eso tenemos que trabajar el factor mental.

1. Mejorar el manejo de estresores

Hay autores que asemejan el síndrome de sobreentrenamiento al Síndrome General de Adaptación de Selye ( Viru, 1984; Selye, 1957), lo que significa que guarda una estrecha relación con el estrés crónico. Es por ello que debemos promover una puesta a punto del manejo de estrés en el deportista.

Los atletas de alto rendimiento se enfrentan a una larga lista de estresores. Las estrategias de afrontamiento poco adaptativas y una gestión emocional inadecuada echarán más leña a ese fuego. El entrenamiento de esas habilidades psicológicas juega un papel fundamental en la prevención del sobreentrenamiento.

2. Programar sesiones de entrenamiento estimulantes

A largo plazo, la monotonía del entrenamiento puede convertirse en un factor estresante para el deportista (Márquez, 2006), por lo tanto una programación diversa y estimulante es primordial. No se trata de eliminar las aburridas sesiones de acondicionamiento metabólico estructural y que todo sean metcons de 7-8 minutos, sino de que cada día existan estímulos que permitan al atleta explorar sus capacidades y, así, eliminar ciertas presiones.

Muchos atletas adoran el aspecto «desconocido» del CrossFit porque al enfrentarse a algo nuevo no saben qué esperar y, en ausencia de las expectativas, surge un rendimiento superior. ¡Que no pierdan la capacidad de sorprenderse a sí mismos! Ése es un autorrefuerzo muy potente.

3. Corregir creencias irracionales

Aunque lo ponga al final, este aspecto es el más importante de todos. Los atletas de alto rendimiento suelen venir con todo un arsenal de creencias irracionales relacionadas con el deporte: «¿descanso? ¿qué músculo es ese?», «más es mejor», «si paro, perderé el progreso». Y, en su núcleo, todas esas creencias tienen un denominador común: el miedo.

Miedo a quedarnos atrás, miedo a que llegue la competición y no estemos preparados, miedo a fallarle a nuestra familia y amigos, … Mientras no se trabaje ese miedo, podemos programar entrenamientos divertidísimos y meter a nuestro atleta en una burbuja para que no tenga estrés añadido y seguiríamos obteniendo el mismo resultado.

Debemos saber de dónde viene ese miedo y que el deportista se enfrente a él. El atleta caerá preso de sus pensamientos antes o después y necesita aprender a desmontar esas ideas en cuanto aparezcan. Elegir a conciencia el contenido de su pensamiento es el método de prevención más eficaz.

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Sara Sigmundsdottir compitiendo en el CrossFit Filthy 150. Fuente: CrossFit Filthy 150.

«No puedo hacerlo bien si no disfruto con lo que estoy haciendo»

Sara Sigmundsdottir

En 2016 Sara Sigmundsdottir mostró una apatía y falta de chispa en los CrossFit Games que nos pilló a todos por sorpresa (y eso que quedó 3ª). Ella misma reconoció después que su gran error fue que dejó de disfrutar con lo que hacía y que, así, nunca conseguiría convertirse en la mujer más en forma del mundo.

Si quieres progresar en el CrossFit (o en cualquier otro deporte) y estás preparado para hacer los sacrificios necesarios, ¡no olvides disfrutar! La alegría de clasificarte para un sancional o ser campeón nacional se desvanece casi sin que te enteres; lo que quedará en tu memoria serán las sesiones eternas de entrenamiento, día sí, día también. Si no disfrutas de eso, no durarás demasiado.















- Hanne-Paparo, N. (1984). EL SOBREENTRENAMIENTO EN LOS ATLETAS. Educación Física y Deporte6(1), 42-45.

- Pancorbo, A. E. (2003). Diagnóstico y prevención de la fatiga crónica o del síndrome de sobreentrenamiento en el deporte de alto rendimiento. Una propuesta de mecanismos de recuperación biológica. Cuadernos de Psicología del Deporte3 (1), 61 - 80.

- Márquez, S. (2006). Estrategias de afrontamiento del estrés en el ámbito deportivo: fundamentos teóricos e instrumentos de evaluación. International Journal of Clinical and Health Psychology6, 359-378.

-McKinzie, R.T. (1923). Exercise in Education and Medicine. Saunders, London.

- Sánchez-Beleña, F. y Vaamonde, A.G.N. (2017). Sobreentrenamiento y deporte desde una perspectiva psicológica: estado de la cuestión.

- Selye, H. (1957). The stress of life. Longmans Green, London. 

- Suay, F., Ricarte, J., & Salvador, A. (2007). Indicadores psicológicos de sobreentrenamiento y agotamiento. Revista de psicología del Deporte7(2).

- Subiela, J. V. y Subiela J. D. (2011). El síndrome de sobreentrenamiento: criterios diagnósticos y conductas terapéuticas. Academia Biomédica Digital48, 1-10.

- Viru, A. (1984). The mechanism of training effects: a Hypothesis. International. Journal of Sports Medicine, 5, 219-227