El atleta perfeccionista, ¿el atleta mejor?
Uno de los rasgos más salientes en atletas de élite es el perfeccionismo. Dada su prevalencia en este grupo de deportistas, suele argumentarse que predice el éxito deportivo. El objetivo de este artículo es profundizar en este constructo con la esperanza de describir su verdadera influencia en el rendimiento deportivo.
Las dos caras de la perfección
Se trata de un rasgo multidimensional de la personalidad que se caracteriza por tres aspectos clave: autoexigencia para alcanzar estándares de excelencia; autoevaluación hipercrítica; y una gran preocupación por los fallos (Frost et. al, 1990).
En el núcleo del perfeccionismo anida una creencia irracional de que existe una solución correcta, precisa y perfecta para un problema y que no acertar a encontrar esa solución es una tragedia (Ellis, 1962). Esto lo que genera es una excesiva búsqueda orientada al logro acompañada de una autoevaluación extrema.
A primera vista ya uno empieza a vislumbrar una dicotomía: si cumplo los requisitos y alcanzo lo que considero «perfección», estoy bien; pero ¿qué pasa si me quedo corto? Es en este punto en el que debemos empezar a hablar de las preocupaciones de perfeccionismo, por un lado, y los esfuerzos de perfeccionismo por otro (Stoeber, 2014).
Preocupaciones de perfeccionismo
Las preocupaciones de perfeccionismo tienen diversas vertientes:
- Errores de ejecución: «no puedo fallar ninguna ocasión de gol»; «tengo que conseguir todas las legless rope climbs a la primera».
- Autoevaluación: «¿he hecho todo lo que podía hacer o me he dejado algo?»
- Incertidumbre: «¿habrá sido suficiente para ganar el torneo?»
- Expectativas externas y otros factores incontrolables: «¿qué pensarán mi entrenador y mis compañeros?»
- Dar demasiada importancia a la precisión, orden y organización: «el club quiere que ganemos la liga; no podemos perder».
Todo este ruido de fondo puede llegar a generar tal malestar en el atleta que su rendimiento se ve perjudicado. Así ocurre que las investigaciones a este respecto revelan relaciones directas entre las preocupaciones perfeccionistas y el miedo al fracaso, estrés, depresión, ansiedad, baja autoconfianza y evitación de situaciones de rendimiento (González-Hernández et. al, 2019).
Esfuerzos de perfeccionismo
Los esfuerzos de perfeccionismo reflejan una tendencia a mantener cierta perspectiva a la hora de evaluar el rendimiento sin dejar de aspirar a unos estándares excepcionales (Rees et. al, 2016). Se relacionan positivamente con la autoconfianza en competición, mejores relaciones con compañeros, mayor autoestima, emociones positivas y afrontamiento eficaz de situaciones difíciles (Jowett et. al, 2016; González-Hernández et. al, 2019).
Más aún, a mayor presencia de esfuerzos de perfección encontramos menores niveles de ansiedad competitiva y menos miedo al fracaso, además de una mayor motivación para entrenar y progresar. Se da una mayor orientación a la tarea y un establecimiento de objetivos basado en el rendimiento y la maestría tanto en entrenamiento como en competición (González-Hernández et. al, 2019).
En busca de un perfeccionismo funcional
Como hemos visto, el perfeccionismo puede ser adaptativo y contribuir a mejorar el rendimiento deportivo. El elemento distintivo entre perfeccionismo adaptativo y disfuncional parece ser la autocrítica excesiva. Cuando evaluamos nuestro propio rendimiento en un tono crítico y negativista, se incrementan las posibilidades de provocar las consecuencias más negativas vinculadas al perfeccionismo.
«Si fallo, bien. Ya tengo algo en lo que trabajar.»
Mat Fraser
El perfeccionismo funcional, en cambio, proporciona recursos personales muy valiosos para gestionar distintas situaciones y adaptarse a las demandas específicas de cada modalidad deportiva (ya sea individual o colectiva). Respondiendo a la pregunta inicialmente formulada: el atleta perfeccionista (disfuncional) sí es el atleta mejor.
Los esfuerzos del cuerpo técnico y del atleta deben dirigirse a trabajar habilidades de autorregulación, planificación, gestión emocional y manejo de expectativas para reestructurar las creencias perfeccionistas (González-Hernández et. al, 2019).
Sería algo así como no dejar de aspirar a la perfección pese a saber que ésta no existe. Seguir subiendo peldaños en una escalera que no termina. Escalar una montaña sin llegar a ver nunca la cima. No deja de ser paradójico, pero entender que lo que buscamos no existe, nos dejará mucho más cerca.
- Ellis, A. (1962). Reason and emotion in psychotherapy. New York: Lyle Stuart. - Frost, R. O., Marten, P., Lahart, C., and Rosenblate, R. (1990). The dimensions of perfectionism. Cogn. Ther. Res. 14, 449–468. doi: 10.1007/BF0117 2967 - González-Hernández, J., Capilla Díaz, C., Gómez-López, M., & Raimundi, J. (2019). Impulsiveness and cognitive patterns. Understanding the perfectionistic responses in Spanish competitive junior athletes. Frontiers in psychology, 10, 1605. - Jowett, G. E., Mallinson, S. H., and Hill, A. P. (2016). “An independent effects approach to perfectionism in sport, dance, and exercise,” in The Psychology of Perfectionism in Sport, Dance and Exercise, ed. A. P. Hill (Abingdon-on-Thames: Routledge/Taylor & Francis Group), 85–149. - Rees, T., Hardy, L., Güllich, A., Abernethy, B., Côté, J., Woodman, T., Montgomery, H., Laing, S. & Warr, C. (2016). The great British medalists project: a review of current knowledge on the development of the world’s best sporting talent. Sports Medicine, 46, 1041-1058 - Stoeber, J. (2014). Perfectionism in sport and dance: a double-edged sword. Int. J. Sport Psychol. 45, 385–394
Muy buen artículo. Leyéndolo me ha venido a la mente un buen debate. ¿Quién tiene más mérito, un atleta exigente consigo mismo y que a su vez es perfeccionista o un deportista talentoso?
Un ejemplo claro en el panorama futbolístico es Cristiano y Messi. ¿Quién ha trabajado más para ser lo que es ahora? Para mi Cristiano. Todos le definen como un atleta. Dos horas antes del entramiento está en el gimnasio y después del entramiento otra sesión. Muy probablemente sin ese trabajo diario no habría conseguido ser la estrella que es ahora, en cambio Messi tiene un don, obviamente hay que trabajarlo para obtener tanto éxito, pero muchísimo menos.
«El esfuerzo no se negocia, ni tolero el conformismo. La pasividad está alejada de mi».
Diego Pablo, «Dios» Simeone
Estoy muy de acuerdo contigo. En mi exigua carrera como entrenadora de fútbol siempre tuve claro que prefería tener a 11 jugadores del montón con una inmensa capacidd de sacrificio y de esfuerzo por mejorar a tener a 11 estrellitas. Esa última frase es muy del Cholo y tiene más razón que un santo… Gracias por tu feedback!