La impulsividad en el futbolista

El fútbol es un deporte de invasión que exige procesar una gran cantidad de información en un tiempo reducido. Como consecuencia, suscitan gran interés los procesos cognitivos que median en la toma de decisiones – como la impulsividad. Ante la constante variabilidad de la información sensorial recogida, el jugador se ve forzado a inhibir patrones de respuesta, anticipar acciones y coordinar segmentos corporales para adaptarse al entorno (Lage et. al, 2011).

¿Qué es la impulsividad?

La definición clásica de la impulsividad es la «incapacidad para evaluar el riesgo asociado a comportamientos o decisiones, o la tendencia a elegir opciones a pesar de la evaluación precisa del riesgo asociado a ellas» (Eysenck y McGurk, 1980). Sin embargo, este constructo es más complejo de lo que parece.

Puede suponer, o bien una barrera que fracasa al regular emociones y conductas o un refuerzo para los que buscan sensaciones o apego afectivo (González-Hernández et. al, 2019). Pero es que además puede considerarse la impulsividad en su vertiente atencional – incapacidad para mantener la concentración en estímulos selccionados – o en su vertiente conductual.

Para más inri, la impulsividad lleva aparejados otros atributos psicológicos si lo entendemos desde una perspectiva cognitiva, emocional o social:

  • Cognitiva: una elevada impulsividad se caracteriza por la ausencia de control reflexivo y anticipación de consecuencias futuras.
  • Emocional: la impulsividad suele coexistir con una baja tolerancia a la frustración, una mayor dependencia de refuerzos pequeños e inmediatos frente a refuerzos mayores pero demorados en el tiempo y una regulación ineficaz de la activación conductual en estados emocionales positivos o negativos.
  • Social: en este área suele encontrarse que un individuo impulsivo muestra menos habilidades sociales; tiene menos capacidad para empatizar; suele mantener relaciones interpersonales de dependencia; y presenta una mayor agresividad y una tendencia a la manipulación.

Cómo se manifiesta la impulsividad en el fútbol

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La impulsividad es un rasgo diferencial según la posición del jugador. Fotografía: Mónica González Leiva

Pero para los propósitos de este artículo vamos a dejar las implicaciones clínicas a un lado. Nos vamos a centrar en las consecuencias que tiene la impulsividad en la toma de de decisiones y, para ello, debemos fijarnos en las características de cada jugador. De forma intuitiva, nos formamos una idea más o menos clara de quiénes son impulsivos y quiénes no a través de acciones específicas.

En futbolistas de corte defensivo una elevada impulsividad acarrea consecuencias negativas: faltas sobre el oponente cercanas al área propia, cortes apresurados que facilitan el dribbling del rival o acciones agresivas contra el oponente. En jugadores ofensivos, en cambio, la impulsividad puede ser funcional dado que provocar situaciones de ventaja para el equipo depende necesariamente de tomar decisiones arriesgadas.

Los principios tácticos ofensivos y defensivos difieren en cuanto a sus objetivos y rasgos de personalidad como la impulsividad pueden mediar en su correcta aplicación. Tomar decisiones rápidas bajo presión tiene gran valor para un delantero mientras que los perfiles más conservadores muestran mayor solvencia en roles defensivos.

Implicaciones prácticas para entrenadores

La impulsividad suele verse como algo negativo y, como hemos visto, puede ser muy útil en futbolistas de proyección ofensiva. Sin embargo, para los intereses defensivos surte el efecto contrario. Por eso, resulta interesante plantearse si existe un perfil psicológico ideal para el futbolista.

Pero, ¿es un jugador delantero porque es impulsivo o es impulsivo porque es delantero? Y la respuesta es evidente: la personalidad precede a la elección de una posición. Lo que sí podría ser de utilidad es tener en cuenta estos rasgos en los jugadores para ayudarles a desempeñar el mejor rol según su perfil.

Preferiblemente esto debe hacerse desde el fútbol base, aunque en casos excepcionales puede reeducarse a un jugador en otra posición que le resulte más natural. Esto, en última instancia, conseguirá mejores resultados a nivel individual y colectivo.

No obstante, no debemos olvidar que los atributos psicológicos sirven como arma de doble filo. Un jugador impulsivo suele tolerar peor los errores, puede ser más agresivo y gestionar inadecuadamente sus emociones. Y, por otra parte, los jugadores reflexivos suelen tener problemas para decidir de forma rápida y asumir riesgos (a veces necesarios según demandas situacionales).

Mi recomendación es que desarrolléis actividades específicas dirigidas a trabajar los atributos psicológicos: perfeccionar la toma de decisiones en situaciones rápidas en mediocentros ofensivos y delanteros y consolidar las actuaciones defensivas contra ataques posicionales. Pero también debemos enfrentar a nuestros jugadores a decisiones arriesgadas, errores y situaciones frustrantes para entrenar la gestión emocional.

- Castillo-Rodríguez, A., Madinabeitia, I., Castillo-Díaz, A., Cárdenas, D., & Alarcón, F. (2018). La impulsividad determina el rol desempeñado por los jugadores de futsal. 
- Eysenck, S. B. y McGurk, B. J. (1980). Impulsiveness and venturesomeness in a detention center populations. Psychological Reports, 47, 1299–1306.
- Ezquerro, M., & Buceta, J. M. (2001). Estilo de procesamiento de la información y toma de decisiones en competiciones deportivas: Las dimensiones rapidez y exactitud cognitivas. Análise Psicológica, 19(1), 37-50. 
- González-Hernández, J., Capilla Díaz, C., Gómez-López, M., & Raimundi, J. (2019). Impulsiveness and cognitive patterns. Understanding the perfectionistic responses in Spanish competitive junior athletes. Frontiers in psychology10, 1605.  
- Lage, G. M., Gallo, L. G., Cassiano, G. J., Lobo, I. L., Vieira, M. V., Salgado, J. V., et al. (2011). Correlations between impulsivity and technical performance in handball female athletes. Psychology 2, 721–726.   
- Santos, R., Padilha, M. B. y Teoldo, I. (2014). Relationship between tactical behavior and effective decision-making in U-17 youth soccer players. Human Movement, 15(2), 100-104