6 errores que cometes al entrenar tu mente para la competición

¿Te has apuntado a alguna competición en estos meses y quieres poner a punto tu mente? Pues toma nota de los 6 errores que puedes estar cometiendo al entrenar tu mente para competir.

  1. No eres flexible con tus expectativas

Con independencia de cuáles sean tus expectativas antes de empezar una competición, ten en cuenta que éstas cambian durante la misma.
Los resultados que vas cosechando, el rendimiento percibido, factores sociales externos (expectativas de otros) influyen sobre esas expectativas iniciales.
Si me atengo a mis expectativas con demasiada rigidez, en caso de que no se cumplan, puedo hallarme ante una frustración muy intensa que, en ausencia de estrategias adecuadas de regulación emocional, pueden llevarme a un bajón de rendimiento.
Es preferible ser flexible con las expectativas y tomar conciencia de su fluctuación según se van dando los acontecimientos para adaptar mi comportamiento a cada caso.

2. No tienes diseñado un protocolo de afrontamiento

En una competición habrá valles y cumbres; mi capacidad para remontar tras un bache o de exprimir mis momentos cumbre será esencial para el rendimiento.
Para conseguirlo, es importante tener ubicados protocolos de afrontamiento y así encajar las experiencias de cada evento de manera adecuada. Para ello, tengo que haber probado la eficacia de distintas estrategias para dar con las que me resulten mejores.

Ejemplos de estrategias de afrontamiento:

Centradas en la emoción

  • búsqueda de apoyo social: desahogo y vaciado emocional con personas de confianza
  • técnicas de pensamiento positivo: ¡ojo! sin sustituir «bueno» por «malo». Intenta compensar los elementos desagradables con elementos positivos.
  • técnicas de relajación: respiración abdominal, meditación, técnicas de relajación informal (actividades no específicas para la relajación que ayuden a bajar la activación fisiológica, por ejemplo: acariciar animales, leer, escuchar música, etc.)Centradas en la tarea
  • búsqueda de información: por ejemplo, ponen un evento de natación en mar abierto y nunca lo he hecho. Buscar información y consultar a expertos en la materia me ayuda a afrontar el problema directamente.
  • confrontación asertiva: por ejemplo, si creo que mi juez no ha contado bien mis saltos dobles de comba, puedo apelar su decisión y que revisen mi evento. Usaría la asertividad (NO la agresividad) para defender mi derecho a una re-validación de mi puntuación.
  • establecimiento de metas: si me clasifico para una competición y tengo dos meses por delante para prepararme, puedo establecer metas para asegurarme de llegar en el mejor estado físico y mental.

3. No practicas la exposición a la incertidumbre

William Carter empujando el torque tank nuevo de Rogue en los Granite Games de 2021
Uno de los elementos invisibles de la competición es el aspecto de lo desconocido. Piensa que tú entrenas en un entorno controlado: conoces el material, las condiciones climatológicas, controlas el horario, la colocación exacta de los implementos, etc.
Puede pasar, que en competición te toque un balón medicinal amorfo, una barra de dominadas más gruesa o menos larga, discos que tienen más rebote, horas de calor extremo y exposición al sol, etc. Esto puede descolocarte en medio de un evento y acaparar tus recursos cognitivos. Recursos que voy a necesitar si quiero rendir al 100%.
Aprovecha tu tiempo antes de la competición para enfrentarte a situaciones inciertas donde no puedas controlar esos elementos y tengas que adaptarte sobre la marcha. Acostumbrarme a la incertidumbre es una herramienta básica para entrenar tu mente.

4. No has identificado bien los factores controlables

Otro error común a la hora de preparar una competición es que no tenemos del todo claro lo que podemos controlar y lo que no. Así ocurre que buena parte de nuestra energía se pierde en cosas que claramente caen fuera de nuestro control y para lo que sí, nos quedamos sin recursos.

Tener preparados de antemano un plan de nutrición, de higiene de sueño, rutinas de calentamiento y vuelta a la calma así como protocolos de recuperación adquiere una importancia mayúscula en competición. Todo lo que ahorremos planificando esos detalles, es energía que nos reservamos para cuando de verdad importa.

5. No activas tus emociones óptimas

En fútbol se habla de «activación táctica» que es una forma de predisponer al futbolista a nivel de estrategia para el partido. Si trasladamos este concepto al CrossFit, se trata en definitiva de «activar» a mi mente antes de salir a pista.

Para ello, la premisa fundamental es tener ubicadas mis emociones óptimas y de ahí derivan las estrategias que me permiten entrar en esa zona antes de competir. Las emociones son una respuesta fisiológica que pueden darme ese punto más de activación para rendir mejor.

6. No conoces tus fortalezas y debilidades

¿Has oído hablar del «análisis DAFO»? Se trata de una herramienta que nos sirve para identificar nuestras fortalezas y debilidades además de oportunidades y amenazas a través de un análisis interno y externo, respectivamente; esta información es clave si quieres aprender a entrenar tu mente.

Por lo general, mis debilidades pueden llevar a situaciones amenazantes (un WOD que requiera de alto volumen de gimnásticos, por ejemplo). Pero también sé que mis fortalezas me proporcionan oportunidades para puntuar muy bien (un WOD con barbell cycling a pesos ligeros, por ejemplo). Si voy con esa información de antes, me ayudará a tomar mejores decisiones competitivas.