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Enseñar CrossFit usando técnicas de psicología conductual

El ser humano nace con una serie de conductas innatas que son el resultado de millones de años de evolución y su principal función es la de asegurar nuestra supervivencia. Pero en nuestra andadura por la Tierra, vamos aprendiendo otra serie de habilidades.

La manera en que se produce este aprendizaje sigue un proceso bastante básico que se mantiene desde que somos bebés hasta que somos adultos (sí, un perro viejo puede aprender nuevos trucos). Conocer los pormenores del proceso de aprendizaje en el ser humano puede ser útil a la hora de enseñar CrossFit.

En este artículo vamos a hablar de dos técnicas de aprendizaje – el sistema de refuerzo y castigo y el moldeamiento por aproximaciones sucesivas – que nos pueden ayudar a enseñar a nuestros atletas a adquirir y consolidar ciertas conductas en su repertorio conductual.

1 – Sistema de refuerzos y castigos

Ciertos estímulos pueden ser manipulados para que consigamos incrementar o reducir la probabilidad de aparición de una conducta en otros. Esta es la piedra angular del archiconocido sistema de refuerzos y castigos. Muchas veces se usa al enseñar CrossFit pero es importante que sepamos cómo funciona para aplicarlo de forma adecuada.

Primero debemos especificar que al decir “positivo” o “negativo” a lo que nos referimos es a “dar un estímulo” o a “quitar un estímulo”, respectivamente. Por otra parte, cuando hablamos de “refuerzo” o “castigo”, queremos incrementar la probabilidad de aparición de una conducta (refuerzo) o reducir esa probabilidad (castigo).

  • Refuerzo positivo: consiste básicamente en dar un estímulo agradable al deportista para elevar la probabilidad de aparición de una conducta. Un ejemplo muy típico es valorar positivamente su ejecución técnica en un movimiento con un “muy bien, ¡así se hace!”
  • Refuerzo negativo: esto sería quitar un estímulo desagradable para premiar una conducta en el deportista. Por ejemplo, en un principio teníamos programados 8 intervalos de assault air bike pero vemos que está cumpliendo a la perfección los ritmos que se le han propuesto y se le dice que si en el 7º intervalo vuelve a cumplir el objetivo, se le quita el último intervalo. Vamos, que le quito algo que le disgusta como premio por hacer las cosas bien.
  • Castigo positivo: este quizá sea el más común en los boxes de todo el mundo… y es que ¿a quién no le han caído burpees como castigo alguna vez? Dejar el material sin recoger o llegar tarde son conductas que queremos eliminar en nuestros deportistas. Por eso, les damos un estímulo tan desagradable como son los burpees (aunque debo confesar que a mí me encantan y no lo considero un castigo).
  • Castigo negativo: esta técnica consiste en quitarle algo que le gusta al deportista como castigo por una conducta que queremos evitar. Por ejemplo, si llega tan tarde que se pierde el calentamiento, el coach puede decidir dejarle fuera de esa sesión porque su inclusión rompería el ritmo de la clase.

2 – Moldeamiento por aproximaciones sucesivas

“El moldeamiento consiste en el reforzamiento por aproximaciones sucesivas a las cadenas de conducta necesarias para lograr una conducta objetivo (Carmona et. al, 2015)”. Para enseñar CrossFit, esta técnica conductual tiene gran aplicación si pensamos en cualquiera de las progresiones que empleamos habitualmente para aprender a hacer un snatch, un muscle-up o un air squat.

Ejecutar los movimientos en el CrossFit con la destreza y maestría óptimas requiere de la obtención de fundamentos básicos. Buscamos automatizar ciertos patrones de movimiento desde sus elementos más simples para después introducir la alta intensidad.

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Figura 1: fórmula para minimizar riesgo y maximizar eficiencia. Fuente: CrossFit L1 Training Guide

Los programas de moldeamiento son idóneos para trasladar una de las grandes enseñanzas del CrossFit a la práctica (ver figura 1).

Consiste en elegir una conducta meta (clean & jerk, handstand walk, pullup, etc.) y programar una serie de conductas previas – que van incrementando según dificultad – para pautar el progreso hacia el objetivo. El alcance de cada conducta previa se refuerza usando el refuerzo positivo y negativo.

A medida que el deportista va cumpliendo estas conductas previas, se van retirando los refuerzos. Es decir, para que el atleta obtenga el refuerzo deberá ir completando secuencias del movimiento cada vez más complejas.

La premisa fundamental para que el moldeamiento resulte eficaz es que el entrenador tenga los conocimientos necesarios para identificar errores técnicos y sepa aplicar acciones correctivas adecuadas para cada uno. A partir de ahí, se da el feedback positivo, negativo y/o correctivo según corresponda (Carmona et. al, 2015).

Imaginad que os llega un atleta que no puede hacer una dominada estricta. La conducta objetivo es la dominada sin kipping por lo que programamos una serie de conductas previas de menor complejidad: agarre isométrico en la barra, dominadas escapulares, ring rows con pies en cajón, dominadas excéntricas, dominadas con gomas (variando la resistencia)…

Cuando el atleta consiga aguantar colgado en la barra más de 30″, se le refuerza; cuando pueda hacer dominadas escapulares con la técnica adecuada se le refuerza y, a medida que continúe progresando, se retiran los refuerzos de las anteriores conductas y se refuerzan las siguientes. A lo largo del proceso se da el feedback negativo o correctivo para evitar movimientos inadecuados y así garantizar que se automaticen los patrones motores deseados (retracción escapular, activación de dorsales y core, etc.)

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Nat Díez (@nat10p) en un seminario de CrossFit. Fuente: ikopbphotographer.com

“Si como entrenador no buscas la formación continua, no seas entrenador”

Nat Díez

Al final una de las cosas más gratificantes de enseñar CrossFit es que trasciende muchas veces el plano físico. No sólo perseguimos mejorar la calidad de vida de nuestros atletas sino que también formamos en valores – lo que supone una gran responsabilidad -.

Debemos evitar menoscabar dicha responsabilidad y conformarnos con los conocimientos adquiridos hasta ahora. Nos debemos a nuestros atletas y a nuestra comunidad en tanto que somos representantes de una metodología de base científica que, como tal, exige de un reciclaje continuo por nuestra parte.

No se trata de seguir al pie de la letra unas técnicas conductuales que has leído en un blog o de cambiar radicalmente tu estilo de enseñanza, sino de empaparse de todas las vertientes de conocimiento para ofrecer nuestra mejor versión a los que llegan al box en busca de la suya propia.










Carmona, D., Guzmán, J. F., & Olmedilla, A. (2015). Efectos de un programa de formulación de objetivos y moldeamiento del pase en jóvenes jugadores de fútbol. Revista de psicología del deporte24(1), 81-88. 
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El fracaso: ¿por qué unos crecen y otros se hunden?

En el “Deporte del Fitness” hemos podido ser testigos de incontables historias de superación. Rich Froning debe su éxito en CrossFit y en la vida a una escalada de cuerda en los Games de 2010. Tia-Clair Toomey se recuperó de una derrota en 2016 y ha pasado a convertirse en la mujer más dominante de la historia con tres oros consecutivos (2017, 2018 y 2019).

Pero, pese a que estos atletas han incrementado sus niveles de rendimiento tras un gran fracaso, otros han sido incapaces de replicar estas historias de éxito. Así pues, surge la pregunta: ¿qué mecanismos psicológicos subyacen en la recuperación tras el fracaso?

La teoría del estilo atribucional

La teoría del estilo atribucional (Abramson, Seligman y Teasdale, 1984) refleja el proceso a través del cual un individuo explica la causalidad de los eventos. Se compone de tres factores – cognitivo, motivacional y emocional – y se construye a partir de tres dimensiones: estabilidad, especificidad e internalidad.

  • Estable-inestable: una atribución estable viene a decir que las consecuencias – ya sean positivas o negativas – se consideran crónica. Por otra parte, una atribución inestable sólo aplica a la situación presente.
  • Específico-global: una atribución global implica que estas consecuencias ocurrirán en otras situaciones, mientras que una atribución específica se refiere únicamente al evento original.
  • Internoexterno: en esta dimensión el individuo determina si la causalidad del evento es dependiente de sus propias habilidades o si atribuyen la causa a factores externos (suerte, evaluadores externos, dificultad de la tarea, etc.)

Estas tres dimensiones interactúan entre sí y pueden dar lugar a una amplia variedad de posibilidades. Sin embargo, parece que hay una tendencia natural en cada uno de nosotros que tiene que ver con el optimismo y el pesimismo. Como vimos en otro artículo, ambos rasgos tienen sus propias consecuencias y, en relación con el estilo atribucional, podemos distinguir entre dos estilos explicativos completamente opuestos:

  • Estilo explicativo pesimista: estos individuos explican los eventos negativos como estables, globales e internos (“esto me pasa siempre, con todo y es mi culpa”). Los eventos positivos, en cambio, son considerados como inestables, específicos
    y externos
    (“tuve suerte esta vez y no volverá a pasar”).

  • Estilo explicativo optimista: los eventos negativos se consideran inestables, específicos y externos (“el juez me estaba quitando repes como un maníaco”) mientras que los eventos positivos son considerados estables, globales e internos (“mi rendimiento siempre ha sido muy sólido y consistente”).

Según algunos autores (Seligman, Nolen-Hoeksema & Thornton, 1990; Martin-Krumm et. al, 2003) el estilo atribucional podría tener un rol mediador en la recuperación tras un fracaso. Deportistas con un perfil pesimista tienden a rendir incluso peor tras una experiencia de fracaso. Esto no ocurre en aquellos atletas más optimistas y podría ser porque al mantener elevadas sus expectativas de éxito, se “protegen” de ver afectado su rendimiento deportivo en el futuro.

Cómo afectan estas atribuciones a los atletas

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Josh Bridges se ha encontrando ante múltiples situaciones de fracaso y ha salido reforzado de todas ellas.
  • Lesiones deportivas: en términos de rehabilitación y regreso a la actividad deportiva, ambos estilos atribucionales pueden tener consecuencias negativas. El atleta pesimista puede sufrir en la adherencia al tratamiento mientras que el atleta optimista puede hacer demasiado para recuperarse lo antes posible.

  • Adquisición de nuevas habilidades: dominar un conjunto de habilidades deportivas específicas es un objetivo prioritario para cualquier atleta. Anticipar un resultado negativo puede enlentecer el proceso de aprendizaje más de lo necesario; por otro lado, ser optimista puede llevar al atleta a ir demasiado rápido y saltarse los fundamentos (algo que en CrossFit puede penalizarte a largo plazo).

  • Rendimiento en competición: en este contexto, sólo existen dos consecuencias posibles – victoria o derrota – y el estilo atribucional determinará cómo afrontan sus resultados y ejercerá una gran influencia sobre su rendimiento durante la competición presente y las que están por venir.

Cómo gestionar un estilo atribucional

Como coaches

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Max El-Hag (@maxelhag) es el fundador de Training Think Tank y entrena a atletas de alto nivel, haciendo especial hincapié en las habilidades mentales para la competición.

Los entrenadores juegan un papel muy interesante en la gestión de estilos explicativos porque ocurre que éstos suelen ser desconocidos para los individuos… hasta que alguien se lo hace ver. Como coaches, debemos aprender cómo atribuyen causalidad nuestros atletas a sus eventos vitales y usar esa información. La forma más fácil de identificar un estilo atribucional es monitorizar la expectativa de éxito ante una tarea y, después, hacer que expliquen el fallo o el éxito en la ejecución de dicha tarea. Una vez determinado su estilo atribucional, se pone a prueba con diferentes situaciones:

  • Manipulando las variables de un ciclo de entrenamiento para generar éxito o fracaso deliberadamente. Si nuestro atleta suele internalizar el fracaso, intentaremos provocar situaciones de éxito y le guiaremos para que lo interprete como el resultado de su rendimiento. Pero también deberemos proponer tareas donde haya un feedback negativo pese a que lo haya ejecutado a la perfección. ¿Por qué? Para que entienda que habrá veces en las que haga todo bien pero los objetivos no se cumplan.

  • Que tu atleta analice el rendimiento de otro deportista. Te sorprendería lo fácil que es identificar defectos y virtudes en otros y ésta es una herramienta muy eficaz para enseñar a tu deportista a detectar errores atribucionales. Incluso puedes “disfrazar” la propia experiencia del atleta como un caso hipotético y, una vez que lo analice, revelas la auténtica identidad del deportista analizado.

  • Enseñar a tu deportista a generar atribuciones alternativas. Tras una sesión de entrenamiento o una competición importante, haz que el atleta explique sus resultados de todas las maneras posibles. Después, que encuentren evidencias que fundamenten cada teoría (por ejemplo, “si tan malo eres en el CrossFit, ¿cómo pudiste ser el primero en España en aquel entrenamiento del Open?”; “¿fue el juez el que iba a por ti o simplemente no estabas rompiendo el paralelo en la sentadilla?).

Como atletas

Recuerda que nuestros cerebros son dinámicos y, aunque vienen con unos valores de fábrica, responden muy bien a nuestras interacciones con el entorno. Identifica tu estilo atribucional y aprécialo como tal porque todos tienen sus ventajas; pero no vayas a pensar que son las Tablas de la Ley.  

Justo el otro día fui testigo de algo increíble. Una de las personas más pesimistas que conozco está esperando un diagnóstico para una reciente lesión de rodilla. En 2018 se rompió el LCA, los ligamentos laterales y el menisco externo de la otra rodilla y esto la destrozó psicológicamente por lo que sus experiencias pasadas no ayudan. Cuando hablé con ella, esperaba que me detallara las más sombrías de las expectativas y para mi sorpresa me dijo: “¿Sabes qué? Esta vez no voy a ser pesimista. Voy a pensar en positivo y si me equivoco, pues ya veré qué hacer entonces”.

En resumen: eres un agente ACTIVO en esta vida loca. Desempeña ese papel con cabeza.












- Abramson, L.Y., Seligman, M.E., & Teasdale, J.D. (1978). Learned helplessness in humans: critique and reformulation. Journal of abnormal psychology87(1), 49.
- Martin-Krumm, C.P., Sarrazin, P.G., Peterson, C., & Famose, J. P. (2003). Explanatory style and resilience after sports failure. Personality and individual differences35(7), 1685-1695.
- Seligman, M.E., Abramson, L.Y., Semmel, A., & von Baeyer, C. (1979). Depressive attributional style. Journal of Abnormal Psychology, 88(3), 242–247.
- Seligman, M.E., Nolen-Hoeksema, S., Thornton, K.M., & Thornton, N. (1990). Explanatory style as a mechanism of disappointing athletic performance. Psychological Science, 1, 143-146.
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Recovery from failure: rebound or crash and burn?

In the “Sport of Fitness” we’ve been lucky enough to witness epic comeback stories. Rich Froning owes his success in CrossFit and in life to that rope climb in 2010. Tia-Clair Toomey bounced back from losing in 2016 and became the most dominant female athlete with three consecutive titles of “Fittest Woman on Earth” (2017, 2018 and 2019).

But although some athletes have increased their performance levels after a major setback, others haven’t been able to replicate those success stories. So, the question remains: which underlying psychological mechanisms explain recovery from failure?

The attributional style theory

The attributional style theory (Abramson, Seligman, & Teasdale, 1984) reflects the process through which an individual determines the causality of events. It entails three components – cognitive, motivational and emotional – and considers three dimensions: stability, specificity and internality.

  • Stable-unstable: a stable attribution means the outcome (whether positive or negative) is chronic. Meanwhile, an unstable attribution applies only to the situation at hand.
  • Specific-global: “A global attribution implies that helplessness will occur across situations, whereas a specific attribution implies helplessness only in the original situation” (Abramson, Seligman & Teasdale, 1984).
  • Internal-external: this determines whether or not the individual considers the outcome as dependent on their own abilities or they attribute cause to external factors (luck, external evaluators, task difficulty, etc.)

These three dimensions interact with each other and result in a great variety of possibilities. However, there is a natural tendency we seem to follow and it has to do with optimism and pessimism. As we saw in another article, both have their own consequences and in relation to the attributional theory, we can distinguish between two completely opposite explanatory styles:

  • Pessimistic explanatory style: these individuals explain bad events as stable, global and internal, meaning (“they’ll go on forever, affect everything and are all my fault”). Good events, on the other hand, are considered unstable, specific and external (“I got lucky this one time and it won’t happen again”).
  • Optimistic explanatory style: bad events are deemed unstable, specific and external (“My judge in that event was no-repping the life out of me”) while good events are considered stable, global and internal (“My training is solid and my performance has been consistent throughout the competition”).

Explanatory style is considered by some authors as an active mediator in recovery from failure (Seligman, Nolen-Hoeksema & Thornton, 1990; Martin-Krumm et. al, 2003). Athletes with a pessimistic profile tend to perform even worse after experiencing failure than those who are deemed more optimistic. It would appear that maintaining higher expectations of success kind of act as “protection” for performances in the future.

How can these attributions affect athletes?

attributional style
Josh Bridges has dealt with a fair share of setbacks; and he hasn’t backed down once.
  • Sport-related injuries: in terms of rehabilitation, both attributional styles can have negative consequences. The pessimistic athlete may have trouble adhering to their rehab treatment while the optimistic athlete may do too much in efforts to recover faster.
  • Acquisition of new skills: mastery of a sport-specific skill set is a primary goal for any athlete. Expecting a negative outcome can enlengthen the learning process way more than needed; on the other hand, being optimistic may lead an athlete to go too fast and skip the basics (which in CrossFit can penalize you in the long run).
  • Performance in competition: in this context, win-lose situations are a given. An athlete’s attributional style will determine how they cope with their results and will heavily influence their performance throughout the present competition and in the future.

What can we do to manage an attributional style?

As coaches

attributional style
Max El-Hag (@maxelhag) – founder of Training Think Tank – coaches top-level athletes dedicates a great deal of work to training their mindset.

Coaches play an interesting role in the management of explanatory styles because it so happens that these are usually unknown for the individual – unknown until someone points it out, that is -. As coaches we must first learn how our athletes attribute causality to the events surrounding them and then use that information.

The easiest way to identify an attributional style is to occasionally monitor the expectation of success prior to any given task and then have them explain their failure or success in said task. Then we can proceed to put their attributional styles to the test in different situations:

  • Manipulating the variables of a training cycle to generate deliberate success or failure. If we’re dealing with an athlete who internalizes failure on a general basis, we’ll try to set them up for success and have them acknowledge it as such. Also, we can give them negative feedback even if their performance is top-notch. Why? So they realize that although they did everything right, things can still go wrong.
  • Having the athlete analyze another athlete’s performance. You’d be surprised how easily one identifies faults and virtues in others and this is a great tool to show an athlete how to detect attributional errors. You can even “disguise” the athlete’s own experience as a hypothetical case and once they analyze it, you reveal the true athlete’s identity.
  • Teaching the athlete to generate alternative attributions. After a training session or an important competition, have the athlete explain in as many ways as possible the causality for their success or failure. After that, they must find evidence to support each theory (i.e., if you suck so much at CrossFit, how did you win that event at the Games?; was the judge really gunning for you or where you not getting deep enough in the squat?).

As athletes

Remember that our brains are dynamic and although they come with some heavy hardwire, they’re very reactive to our interactions with the environment. Embrace your explanatory styles for what they’re worth because they both have their advantages; but don’t for a second believe they’re set in stone.

Just the other day I witnessed something incredible. One of the most pessimistic individuals I know is on the brink of receiving a diagnosis for a recent knee injury. She already went through a torn ACL on her right knee which trashed her psychologically, so obviously her past experiences don’t help. I was waiting for her to detail the grimmest of expectations and she surprised me by saying: “you know what? I’m not going to be pessimistic this time. I’ll hope for the best and if I’m wrong, well, then I’ll see what to do then”.

Long story short: you’re an ACTIVE agent in this hell of a life. Make the best of it.

















- Abramson, L.Y., Seligman, M.E., & Teasdale, J.D. (1978). Learned helplessness in humans: critique and reformulation. Journal of abnormal psychology87(1), 49.
- Martin-Krumm, C.P., Sarrazin, P.G., Peterson, C., & Famose, J. P. (2003). Explanatory style and resilience after sports failure. Personality and individual differences35(7), 1685-1695.
- Seligman, M.E., Abramson, L.Y., Semmel, A., & von Baeyer, C. (1979). Depressive attributional style. Journal of Abnormal Psychology, 88(3), 242–247.
- Seligman, M.E., Nolen-Hoeksema, S., Thornton, K.M., & Thornton, N. (1990). Explanatory style as a mechanism of disappointing athletic performance. Psychological Science, 1, 143-146.